Episcopal Church Foundation Vestry Papers - for leading congregations

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Se acabo el corre-corre que lleva a la navidad y ahora nos encontramos en un momento de transición. Hicimos todo lo que pudimos para hacer llegar la navidad. Decoramos la casa, pusimos el pesebre o el arbolito de navidad, empacamos regalos, preparamos (y comimos) los manjares de esta temporada festiva, pudimos guardar momentos de adviento y de todas maneras, hubo ocasiones en que nos sentimos estresados. Ojalá que tambien hubo momentos de maravilla frente al misterio de la navidad. Ya sea como miembros del clero o de una congregación, una vez más escuchamos palabras que exploraban al misterio de un Dios que quiso venir a estar con nosotros. Así como llegó de un momento a otro la navidad, así mismo pasa en un instante a pesar de que seguimos viendo los anuncios en la tele para ventas superbuenas. Ya lo único que se escucha es a los telelocutores hablar de los eventos del año que ya pasó y lo que traerá el año nuevo que se aproxima. La vida parece convertirse en un interrogante estos días:¿y ahora qué? ¿Qué pasó? ¿Qué significa todo esto?

He aprendido a valorar momentos entre un evento y otro tal y como sucede entre la navidad y el año nuevo. Son momentos de ambigüedad y desorientación que me permiten preguntar honestamente, ¿qué tal estuvo esta navidad? Nos queda fácil seguir añadiendo cada vez más cosas a nuestras celebraciones de navidad en familia, en nuestra comunidad, incluso dentro de nuestros propios corazones. Nos cuesta más trabajo soltar lo que una vez tuvo significado y ahora sólo nos complica la vida. Como ya pasó la navidad, sin ánimo de juzgar y sin afán, puede que éste sea un buen momento para identificar las cosas que no hay que hacer el año entrante.

También me pregunto si traté de forzar la navidad o si permití que me encontrara. Muchas veces, me he dejado llevar por las exectativas impuestas y sin examinar que me llevan creer que yo soy la responsible de darle significado a la navidad. Me encanta que en el año litúrgico, la navidad dura 12 días. Eso significa que después de acabar de hacer todas esas cosas que yo pensaba eran indispensables para que significara algo esta navidad, todavía hay tiempo, inclusive tiempo algo incómodo, para que el verdadero significado de la navidad sea revelado para mí en un momento, en un lugar totalmente inesperdado. Y en últimas, esta semana entre la navidad y el año nuevo, abre bastantes oportunidades para echarme por lo menos una buena siesta, siestas que me renueva, me reanima, me da nuevas energías para recibir el año nuevo que llega con tantas posibilidades y tantos retos retos.

Todavía estamos en la época de navidad: que usted y los suyos reciban la bendición de vida nueva y alegría en estas fiestas.