April 25, 2014

¡El Espíritu de Dios se mueve, se mueve, se mueve! ¡Oh hermano deja que se mueva dentro de tu corazón!

Nota de la editora: Esta reflexión fue escrito en vísperas de la elección del nuevo obispo de la Diócesis de Masachusetts. Haga clic aquí para leer acerca de los resultados de esta elección. Una versión de este artículo está disponible aquí / An English version of this article is available here

Cada vez que oigo estas estas líneas tan populares en nuestros servicios de adoración me remonto a los momentos en que el movimiento del Espíritu de Dios se palpa en los corazones de los líderes y congregantes de nuestras comunidades de fe latinas, envuelve y acompaña a todos con su armonía y dulzura a través de caminos impredecibles y abre posibilidades de impulsar tanto los planes ya imaginados como otros que no se habían considerado anteriormente.

El año pasado percibimos muy de cerca ese movimiento del amor divino en el proceso de buscar un nuevo obispo diocesano para nuestra diócesis. Si bien el proceso es y ha sido largo y complejo, el haber estado centrado y abrazado por las oraciones ofrecidas por muchísimas congregaciones dentro y fuera de la diócesis ha permitido que los miembros del grupo de discernimiento y el grupo de transición -- que tuvieron la oportunidad de detenerse a meditar en silencio y de reflexionar antes de tomar decisiones -- lograra llegar a consensos, sintiendo que el Espíritu de Dios de veras se movía y ofrecía la guía y la claridad necesarias para elegir al grupo de cinco candidatos/as y que además nos permitió tener a la apertura y el amor necesarios para permitir que se incluyeran dos candidatos/as nominados/as después de que se nombraron los/as primeros/as cinco.

Estamos a pocas horas de la Convención Especial, en la que una vez más nos encontraremos sumidos/as en sencillas y a la vez solemnes oraciones y en el reflexionar en silencio con una última meditación ofrecida por el obispo que nos ha guiado y alimentado espiritualmente por más de veinte años. La catedral va a vibrar con el fervor de las oraciones dejando que Dios se mueva dentro de nuestros corazones. Delegados laicos de ambos sexos de sus feligresías, así como miembros del sacerdocio y del diaconado votarán en las rondas que sean necesarias hasta que se determine lo que todos y todas sabemos y Dios ya sabe desde siempre. Será un momento de júbilo y si todo se da como se espera, el 13 de septiembre de este año nuestra diócesis entrará en un nuevo capítulo en su vida dedicada al servicio de una gran variedad de feligresías, programas, iniciativas, formación y desarrollo.

Para varias de nuestras nuevas comunidades latinas esta elección es la primera en la que sus miembros participan activamente. No sólo estuvieron presentes en las sesiones para oír lo que se deseaba de un nuevo/a obispo/a diocesano/a, sino que también pudieron asistir a los foros públicos ofrecidos en zonas cercanas a sus comunidades en los que pudieron hacer preguntas relacionadas con sus comunidades de fe. Lo más importante es que van a votar como delegados/as de sus feligresías. Estoy segura de que van a mantenerse cada vez más integrados/as a una diócesis y a un episcopado que han llegado a conocer más y mejor mediante el proceso de escoger. Podrán pedir más integración de sus culturas en los grandes eventos realizados en la catedral como las convenciones, las confirmaciones y las ordenaciones entre otras importantes celebraciones y actividades en nuestra comunidad diocesana. ¡Desde luego ha sido inspirador ver el Espíritu de Dios moviéndose entre nosotros/as y también observar a nuestros/as hermanos y hermanas dejando que se mueva en sus corazones!