January 2018
Vestry Essentials

La Misa Magdalena es la respuesta a la oración

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Por diecisiete años, Martha fue fielmente a la Iglesia St. Mary Magdalene, donde sirvo como sacerdote encargada, en la Diócesis de Washington. Por diecisiete años, se arrodillaba y pedía al Señor que la iglesia iniciara un servicio en español. Desde la década de los 80, St. Mary Magdalene había sido una feligresía multicultural con miembros de más de veinte países, pero hasta el año pasado la mayoría de ellos/as hablaba inglés como su idioma primario. Por diecisiete años, Martha había sido la única miembro de Guatemala y la única persona cuyo primer idioma era el español, a pesar de que seguía creciendo la comunidad latina cerca de la iglesia.

En el 2017 las oraciones de Martha fueron contestadas.

Del servicio silencioso al liderazgo

Primero, la Misionera Diocesana del Ministerio Latino/Hispano, Rvda. Sarabeth Goodwin, vino a sembrar una nueva comunidad hispanohablante en St. Mary Magdalene. El grupo fundador de la Misa Magdalena celebró su primer servicio el Día de Año Nuevo de 2017. En marzo, nos enteramos de que la Diócesis de Washington había recibido una subvención de la Iglesia Episcopal para ayudarles a lanzar el nuevo ministerio. La Misa Magdalena creció rápidamente de un promedio de 15 personas por semana a más de 50.

Martha no podría haber predicho que iba a aceptar un papel de liderazgo cuando este servicio en español finalmente comenzara. Cuando yo recién empecé a trabajar en St. Mary Magdalene, ella era la feligresa silenciosa que se arrodillaba en la cuarta fila desde atrás en el servicio de las 10:30. Ahora ella es una defensora y enlace con la junta parroquial de nuestra nueva comunidad hispanohablante.

A Martha se le habían pedido que integrara la junta en dos ocasiones anteriores. Las dos veces se había negado, con la creencia de que los/as miembros de la junta parroquial no entenderían su inglés y que le resultaría difícil entender lo que estaba pasando. En lugar de ello, ofreció ser parte de la Cofradía del Altar y después como contadora, porque ambos ministerios le permitían servir a la iglesia sin tener que hablar mucho. Además, era miembro de los/as voluntarios/as de la Tienda de Segunda, Hija del Rey, y enseñaba en la escuela dominical por varios años.

Cuando la Misa Magdalena se estableció, se le pidió una vez más servir en la junta parroquial de St. Mary Magdalene. Esta vez, Martha dijo que sí.

Cambios internos y consejos ayudan en la transición de liderazgo en la Junta Parroquial

Para que su voz se pudiera oír en la reunión, fue necesario realizar algunos cambios internos. Los primeros pasos fueron tratar ciertos temas estructurales y de gobernanza de la iglesia. Los estatutos requerían que cada miembro de la junta parroquial encabezara un comité o área de ministerio. Me pregunté si eso podría limitar la expansión de nuevas áreas de ministerio e impedir el acceso de gente nueva a la junta parroquial. Me enteré además de que los nueve cargos de la junta rotaban principalmente entre un grupo central de quince personas. Cuando se dejaron de lado los requisitos de presidir un comité, se abrieron las puertas para que gente nueva pudiera servir.

También fue importante que Martha no fuera la única miembro nueva de la junta parroquial cuando ella empezara. En lugar de ello, habría un grupo aprendiendo juntos. La Guardiana Mayor, que había orientado la iglesia a lo largo de momentos difíciles estaba dejando su puesto de liderazgo y se estaba preguntando cómo podría ser útil de nuevas maneras. El comité ejecutivo decidió que ella podía servir como “portadora de sabiduría” para la junta, así como mentora de los tres nuevos integrantes. En ese nuevo papel, repasó con Martha la Guía de Recursos para Juntas Parroquiales, resaltando secciones importantes. Ella también llama a Martha antes de las reuniones para hablar sobre los temas a tratarse y poner en contexto la manera en que funciona la junta.

Esa orientación fue transformativa para Martha. La junta parroquial practica el modelo de invitación mutua. Cada persona que habla invita a alguien que todavía no ha hablado, para que todos tengan la oportunidad de expresarse. Al principio Martha no estaba muy dispuesta a participar en la conversación, pero su voz se hace más fuerte en cada reunión. Gracias a la orientación que tuvo, la disposición de Martha de dar lo mejor de sí misma a la junta y el gozo que sentimos al servir juntos, estamos prosperando.

El plan de Dios para Martha y para St. Mary Magdalene

Hace años, sintiéndose sola, Martha trató de unirse a otra iglesia episcopal latina en la diócesis. El sacerdote de esa iglesia le dijo que debía regresar a St. Mary Magdalene porque Dios tenía planes para ella. Esos planes se siguen revelando de maneras hermosas.

Martha deseaba que uno de los otros fundadores de la Misa Magdalena fuera el representante latino en la junta parroquial y tal vez con el correr del tiempo él lo sea. Pero este es el momento de Martha. Como es conocida en la congregación, sigue asistiendo a servicios en inglés y español y como ha servido en una variedad de papeles tiene conocimiento de la iglesia y le permite ser un puente en la relación en desarrollo entre ambas comunidades. La Guía de Recursos para Juntas Parroquiales le brindó las herramientas para ayudarla a entender el papel de la junta en la gobernanza, y su mentora le infundió la confianza en sí misma y le ayudó a ver que tiene un lugar en el liderazgo de esta iglesia. Mediante los días de capacitación adicional de la Fundación de la Iglesia Episcopal y el apoyo de la Diócesis de Washington, Martha está pasando a ser una fiel miembro de la junta parroquial y está ayudando a guiar la iglesia hacia el futuro.

Recursos

This article is part of the January 2018 Vestry Papers issue on Vestry Essentials