March 2012
Death and Resurrection

Parábola del Puesto de Salvamento

This article is also available in English here. Este artículo está disponible en ingles aquí.

En una costa marina peligrosa en la que frecuentemente había naufragios, había una vez un pequeño puesto de salvamento muy elemental. El edificio no era más que una choza y había un solo bote, pero un puñado de miembros dedicados vigilaba constantemente el mar y día y noche buscaban desinteresadamente náufragos perdidos en el mar. Algunos de los náufragos salvados y varios otros de zonas cercanas desearon ser parte del puesto y donaron su tiempo, dinero y esfuerzo para apoyar su labor. Se adquirieron nuevos botes y se capacitó a nuevo personal. El pequeño puesto de salvamento creció.

A algunos de los miembros del puesto de salvamento no les gustaba que el edificio fuera tan elemental y que estuviera tan mal equipado. Les parecía que se debería proporcionar un lugar más cómodo como primer refugio de aquellos salvados de las aguas. Remplazaron los catres de emergencia por camas y pusieron mejores muebles en el edificio expandido.

Ahora el puesto de salvamento se había convertido en un punto de reunión popular para sus miembros y lo llenaron de hermosas decoraciones porque lo empleaban como una especie de club. En ese entonces había menos miembros interesados en participar en misiones de rescate, así que contrataron gente de afuera para que hiciera esa labor en los botes de salvamento. El motivo de salvamento perduró en las decoraciones del club y había un bote de salvamento litúrgico en la sala en la que se realizaban las ceremonias de iniciación del club. Alrededor de esa época un barco de gran tamaño naufragó cerca de la costa y el personal contratado trajo barcos llenos de gente con frío, empapada y semiahogada. Estaban sucios y enfermos. El hermoso nuevo club estaba en caos. Así que el comité de administración del edificio hizo instalar inmediatamente una caseta de duchas fuera del club en el que las víctimas de los naufragios podían ser limpiadas antes de que entraran al edificio.

En la próxima reunión hubo una división entre los miembros del club. La mayoría de los miembros estaba a favor de suspender las actividades de salvamento del club por ser desagradables y un estorbo para la vida social normal del club. Algunos miembros insistieron en que el salvamento siguiera siendo su propósito principal y señalaron que todavía se llamaba puesto de salvamento. Pero finalmente perdieron la votación y les dijeron que si deseaban salvar las vidas de los diversos tipos de gente que naufragaba en esas aguas deberían construir su propio puesto de salvamento. Y así lo hicieron.

Con el correr de los años, el nuevo puesto de salvamento pasó por los mismos cambios que habían ocurrido en el viejo. Se convirtió en un club y se fundó otro puesto de salvamento. La historia se seguía repitiendo y si uno visita la costa hoy en día puede ver un número de clubes exclusivos a lo largo de ella. Los naufragios son frecuentes en esas aguas, pero la mayoría de los náufragos se ahogan.

Esta parábola es una evaluación notablemente apta de la tendencia de las comunidades de fe en convertirse en algo insular y artificial. Los motivos por los que me atrae tanto (como el Funcionario de la Iglesia Episcopal a Cargo de Sembrar Iglesias y de Nuevo Desarrollo de Ministerios) son los siguientes: Fue redactado por uno de los nuestros*, un ex presidente de la Cámara de Diputados a la Convención General; emplea un formato de “parábola” para explorar tanto lo que es como lo que puede ser; critica diestramente la tendencia de las comunidades religiosas a evolucionar hacia una mentalidad de “club” y nos pide que evaluemos el aporte en “tiempo real” de las comunidades de fe teniendo en consideración su impacto real en las vidas de las comunidades que las rodean.

En la parábola hay un momento en el que el puesto de salvamento se convierte en un club. De allí en adelante, el motivo principal para unirse a ese club es el beneficio de ser miembro. Anteriormente, el motivo principal era servir a las almas que de lo contrario se hubieran perdido en naufragios en esa costa rocosa. El impacto de ese cambio fue que, eventualmente, aquellos que fueron rescatados (ahora por contratistas independientes) ya no eran bienvenidos en la sede del club. ¡Primero había que limpiarlos y hacer que fueran respetables! Líderes de tres denominaciones y dos fes (laicos y ordenados) me dijeron que esta parte de la parábola suena como sus iglesias.

Guías para conversaciones de seguimiento:

  • ¿Cómo describiría los propósitos del puesto de salvamento original?
  • ¿Por qué le parece que había voluntarios dispuestos a ayudar con esos propósitos?
  • ¿En qué momento cree que ese puesto de salvamento empezó a apartarse de su identidad y propósito originales?
  • ¿Qué podía notar alguien de afuera como el primer signo de la evolución de puesto a club?
  • ¿Cuáles pueden haber sido los motivos subyacentes que causaron que los voluntarios iniciales se dedicaran a la misión del puesto?
  • Una vez que el puesto empezó a funcionar como un club, ¿cuál fue el beneficio principal de estar afiliado a él?
  • ¿El gusto y las necesidades de quiénes estaban representados en el decorado de la nueva sede del club?
  • ¿Qué hace que sea más fácil iniciar un nuevo puesto en esa costa proverbial, en lugar de hacer que el club existente vuelva a su razón de ser original?
  • ¿En qué punto de la evolución de puesto a club sería más fácil invertir la tendencia?
  • Si hoy en día usted fuera a iniciar un pequeño puesto de salvataje elemental, ¿qué haría para prevenir que eventualmente ocurriera este cambio?
  • ¿Quiénes le parece que serían los voluntarios más motivados en el nuevo puesto que está creando?
  • ¿Qué paralelos ve entre esta parábola y la historia de su propia feligresía?
  • Si piensa en el pequeño puesto de salvamento elemental como un punto en un continuo de posibilidades y el club exclusivo como un punto que ocupa otro espacio en ese continuo, ¿dónde le parece que está situado su ministerio?
  • ¿Cuál es el significado de retirar del servicio uno de los botes de salvamento y ponerlo en un pedestal litúrgico como un símbolo de identidad?
  • ¿Sabe usted sobre otros “medios de gracia” que fueron retirados de servicio y después convertidos en símbolos en nuestras iglesias?
  • ¿Qué palabras emplea su feligresía local para hablar sobre cosas como “costas marinas rocosas”, “naufragios”, estar “perdido”, “buscar incansablemente” y “salvado”?

The Rev. Thomas Brackett es el Funcionario de la Iglesia Episcopal a Cargo de Sembrar Iglesias y de Nuevo Desarrollo de Ministerios. *El Dr. Theodore O. Wedel, ex canónigo de la Catedral de Washington, DC, redactó esta parábola. Ordenado como sacerdote episcopal en 1931, fue presiente durante un tiempo de la Cámara de Diputados de la Iglesia Episcopal. Redactó esta parábola en 1953.

This article is part of the March 2012 Vestry Papers issue on Death and Resurrection