January 2013
Vital Vestries

La Junta Parroquial como el Cuerpo de Cristo

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A juzgar por lo que me dicen otros sacerdotes, creo que no se puede decir que las reuniones de las juntas parroquiales son divertidas. Y por los comentarios que oigo de los laicos en reuniones diocesanas, a los feligreses muy rara vez los llena de gozo la idea de asistir a esas reuniones. Eso probablemente explica los ojos en blanco que recibo a menudo cuando les digo que espero con gusto las reuniones de la junta parroquial de la Iglesia Episcopal St. Nicholas de Germantown, Maryland. ¿Qué hace que nuestra experiencia sea diferente?

Tiene mucho que ver con nuestra comprensión de lo que significa ser una feligresía sana. Desde el principio (St. Nick’s fue fundada en 1995) esperamos que todos los grupos en nuestra parroquia funcionaran como un microcosmo del cuerpo en general, con el objetivo primario de encarnar nuestra compresión de lo que es una comunidad cristiana sana. Y esperábamos que el enfoque de “ser iglesia primero, hacer iglesia segundo” fuera válido incluso para la junta parroquial… especialmente para la junta parroquial.

En St. Nick’s, nuestra comprensión de lo que significa ser una comunidad cristiana es parte indivisible de todo lo que hacemos. Creemos que el único fundamento suficiente para la unidad cristiana es el amor que Cristo siente por nosotros. Para parafrasear a Richard Hooker, lo que nos hace cristianos es nuestra relación con Cristo. Todas las demás consideraciones, tanto doctrinarias como prácticas, son secundarias; son los “resultados lógicos” de esa relación. No estamos en libertad de excluir gente del cuerpo de Cristo simplemente porque está en desacuerdo con nosotros, incluso en cosas importantes. Al contrario, debido a que cada uno de nosotros tiene al menos un poquito de razón y está al menos un poquito equivocado en su comprensión de Dios, necesitamos el conflicto de nuestras diferencias para traernos a todos a una compresión más amplia y profunda de Dios.

Permítanme compartir con ustedes cómo esta comprensión opera en la estructura y en los procesos de nuestra junta parroquial:

Hermandad, estudios de la Biblia y oración antes del orden del día

Como en todos los grupos de nuestra feligresía, las reuniones de la junta parroquial comienzan con oración, no oración pro forma, sino oración intencional sobre el motivo de nuestra presencia e invitar la presencia y la orientación del Espíritu. Los primeros 30 minutos de la reunión mensual de dos horas de la junta parroquial están dedicados a tres cosas:

  1. Un momento de hermandad y de hacernos presentes
  2. Estudio de la Biblia liderado por un miembro de la junta parroquial
  3. Oración liderada por el mismo miembro de la junta parroquial concentrada en los puntos 1 y 2

Curiosamente, creo que logramos hacer más cosas en los 90 minutos restantes que si usáramos las dos horas completas para tratar los puntos en el orden del día.

Discernimiento en lugar de representación

Consideramos que el rol primario de la junta parroquial es buscar la voluntad y la llamada de Dios para la parroquia, no representar a los interesados. Sin embargo, reconocemos la tendencia en los que sirven en organismos de liderazgo a pensar que representan a “gente como ellos”, a pesar del hecho de que eso puede conducir a camarillas y a disputas entre facciones. Así que en lugar de negar esta tendencia le damos un nombre, la usamos intencionalmente (para lanzar la obtención de información, tal como “¿Cuáles son las necesidades, los objetivos y los puntos fuertes y débiles de las personas como yo?”) y después igualmente intencionalmente descartarlos a medida que avanzamos en el proceso de discernir lo que Dios nos está llamando a hacer.

Diálogo transformador en lugar de debate de ganar-perder

La mayoría de las feligresías consideran que los desacuerdos son algo que se debe evitar, ya sea excluyendo a los que están en desacuerdo o negando que existen o cuentan. Sin embargo, de la manera en que lo vemos nosotros, los desacuerdos no sólo son saludables, sino también santos. Hallamos que cuando todos tratamos de hablar y escuchar en amor lo que está en el centro de la cuestión para cada uno de nosotros (en lugar de defender nuestras posturas), a menudo quedamos agradablemente sorprendidos al descubrir soluciones que trascienden nuestras diversas posturas y alcanzamos lo que está en el centro de la cuestión para todos. Oficialmente, nuestra junta parroquial sigue las reglas de Robert, pero llamamos nuestros votos para confirmar nuestro discernimiento en lugar de llegar a una decisión. Recordar que todos los presentes tienen algo que aportar y que ninguno de los presentes tiene una comprensión total, cuando alguien presenta una objeción prestamos atención a la manera en que Dios está tratando de expandir nuestra comprensión mediante nuestro desacuerdo. Los resultados: En la mayoría de los casos los muchos amplían su enfoque para incluir las inquietudes del uno. A veces el uno queda persuadido por una comprensión más profunda de los muchos. Y de vez en cuando (y me entusiasmo mucho cuando eso ocurre) los muchos quedan persuadidos por la comprensión más profunda del uno.

Organización y liderazgo basado en dones y llamados

Debido a que consideramos que la junta parroquial es el cuerpo de Cristo en miniatura, tratamos de funcionar más como un organismo que una organización. De la misma manera en que lo hacemos en la feligresía, consideramos los dones y el llamado de cada persona como la guía de Dios sobre su papel apropiado en la junta parroquial. La gente no tiene que “servir su tiempo” antes de servir en nuestra junta parroquial. Ni tampoco hay vallas que vencer para servir en ciertas posiciones en la junta parroquial. Nuestro coadjutor senior fue elegido miembro de la junta parroquial menos de un año después de haberse unido a la parroquia y poco después fue elegido por la junta parroquial para el cargo de coadjutor senior simplemente porque había quedado claro que era el más apto para ocupar ese cargo. Otra parte importante de la organización de nuestra junta parroquial es la supervisión de a dos de nuestro ministerio. Además de nuestros coadjutores, tenemos diez miembros encargados de servir como enlaces con cada una de nuestras cinco áreas de ministerio. Así que los enviamos de a dos. Nuestro objetivo es que todos los líderes tengan un compañero/suplente/coconspirador para Cristo, para apoyar, coordinar, estimular, responsabilizar. Nadie trabaja solo.

Espero que no les haya dado la idea de que alcancé algún tipo de perfección, tanto como junta parroquial o como feligresía. Al contrario, cometemos tantos errores como cualquier otra feligresía o junta parroquial, o más. De hecho, nuestra disposición a probar y equivocarnos y a aprender de nuestras equivocaciones es un gran motivo por el que nuestro trabajo juntos es tan productivo como lo es… y un motivo todavía mayor por el que, después de 16 años, sigo esperando con gusto nuestras reuniones de la junta parroquial.

Ken Howard es el rector de la Iglesia Episcopal St. Nicholas, una feligresía joven, diversa y en expansión en Germantown, Maryland, cerca de Washington, DC. Es autor del libro Paradoxy: Creating Christian Community Beyond Us and Them, que describe el enfoque encarnacional emergente a una comunidad cristiana como fue creado en la Iglesia St. Nicholas. También es el director del Centro Paradoja para la Comunidad Cristiana en la Iglesia St. Nicholas (PracticingParadoxy.com), dedicado a explorar la práctica de la Cristiandad Encarnacional y a extenderla mediante desarrollo, capacitación y consultas con feligresías, diócesis y grupos eclesiásticos nacionales.

Recursos

This article is part of the January 2013 Vestry Papers issue on Vital Vestries