May 2007
Stewardship

La Mayordomía Cristiana en la Comunidad Hispana

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La Iglesia Episcopal en América tiene una presencia débil, casi pasa por desapercibida, lo que ha hecho que muchas personas piensen que los hispanos solo tienen dos tipos de iglesias la católica romana y los pentecostales.

La verdad es que existe una comunidad hispana por ejemplo, yo vengo de una familia Episcopal y desde niño escuché al sacerdote hablar de la mayordomía cristiana y que tenemos dos meses clásicos para conversar y enseñar sobre ese compromiso y deber cristiano.

La mayordomía, con sus famosas tres T, talento, tesoro y tiempo. De las cuales se era enfático en el tesoro, no se hablaba de diezmar, porque era un termino empleado solo por los hermanos evangélicos, solo hablábamos de llenar la “promesa” después se olvidaba continuar con ella, por una gran parte de la feligresía.

Una ascunción falsa
Este comportamiento se acrecienta cuando a la iglesia Episcopal vienen hermanos precedentes de la confesión católica romana. En América Latina, la mayoría de las iglesias católicas romanas sus fuentes de recaudación se obtienen por diferentes vías, y no necesariamente por las “limosnas” que dan los fieles. Esto ha creado una falsa opinión que es sostenida, por personas que no son fieles comulgantes de ninguna iglesia, y es que a la iglesia no hay que darle dinero, porque la Iglesia es rica.

Este fenómeno adquiere otra dimensión cuando los hispanos que vienen a Estados Unidos y llegan a la Iglesia Episcopal, inmediatamente hay un choque entre su visión de la Iglesia América Latina y la visión de la comunidad americana. Pues mientras la comunidad Anglo entiende el sistema de sostener su iglesia, mediante su diezmos o promesas, cuidan y mantienen el edificio donde esta la Iglesia.

Para el hispano es todo lo contrario, no hay esta la Iglesia sostener a la Iglesia económicamente, pues esta tiene dinero. ¿Este comportamiento es porque los hispanos son indolentes? O simplemente no tienen sentido de responsabilidad?

Ni una cosa ni la otra, tienen mucha responsabilidad y no son indolentes. Recordemos que muchos de los hispanos que abrazan la fe Episcopal proceden de la Iglesia Católica Romana, y en ella mucho de los feligreses son oidores de la Misa, no participantes activos, por ende asisten, escuchan la misa y cuando esta termina muchos no se quedan a compartir, no saben lo que acontece en su seno, no saben sobre el sostenimiento del edificio, ni como se sostiene, ni les han enseñado sobre el particular, por lo tanto han asumido que no le corresponde saber lo que ocurre dentro de ella y se da por entendido, que esa es una potestad exclusiva del sacerdote.

Los recursos son limitados
Que acontece entonces con los Episcopales que llegan de América Latina y se incorporan a una iglesia Episcopal local? El fenómeno es más interesante aun, porque aunque han oído hablar de mayordomía y pueden tener un conocimiento sobre el tema, la realidad de ser hispanos, y eso significa no tener trabajos bien remunerados, en lo peor de los casos muchos sufren abusos por no tener documentos legales, esa realidad les da de lleno en el rostro.

La otra cara de esa moneda es que tienen, con lo poco que ganan, sostener su familia y mandar dinero para ayudar a sus hijos o sus padres que quedaron en América Latina, por ende no pueden ayudar a sostener a sus iglesias locales, como quisieran.

Entonces los Episcopales hispanos en Estados Unidos acogen con beneplácito las dos T de la Mayordomía, es decir el talento y el tiempo, lo ponen a la disposición de la iglesia local donde les ha tocado vivir.

Los talentos del mundo hispanos son muy ricos y diversos, abarcan desde la música, que cambia la vida de la iglesia local para inyectarle nuevas energías al servicio; el arte culinario, que se presenta con un variedad de platos típicos de diferentes regiones de América Latina; sus Kermés, que son muchas veces, fiestas pro-recaudación de fondos, sus bailes folclóricos y sus fiestas patronales entre otras.

En cuanto al tiempo los hispanos, no tienen limitaciones, para servir a Dios en sus iglesias, solo tienen limites cuando sus trabajos se los impide, pero después no es extraño que si tienen que limpiar el templo, les acompañen sus hijos, o si tiene que hacer algo por la iglesia, salgan del trabajo a atender esa responsabilidad, en una palabra son incondicionales, porque entienden que el tiempo que les dan a la iglesia no es al sacerdote, ni a nadie en especial lo hacen para Dios.

Cuando una junta Parroquial o Vestry puede asimilar esa parte de la Mayordomía que dan sin vacilar los hispanos, tienen un tesoro de incalculable valor, que permite un crecimiento en diferentes órdenes para cualquier iglesia.

La otra parte, que es el del tesoro, será posible en la dimensión que se espera en la segunda generación de hispano en la iglesia Episcopal, pues no tendrán que enviar dinero a América Latina y habrán asimilado la dedicación y entrega que hace la primera generación por su Iglesia.

[El Rev.] Joel Almonó, nacido en la República Dominicana actualmente sirve como [Presbítero] Asociado en la Iglesia de la Gracia, Lawrence, Massachusetts, donde sirve a la creciente comunidad hispana. Sirvió en la Misión del Santo Niño Jesús, St. Paul, Minnesota, hasta fines de 2006. Estos artículos han sido editados por razones de espacio pero se encuentran completos en www.episcopalfoundation.org/library/Vestry20%Papers/

This article is part of the May 2007 Vestry Papers issue on Stewardship