September 2013
Wholehearted Stewardship

Mayordomía Incondicional

An English version of this article is available here.

Mi club de lectura acaba de ver la TED Talk de Brené Brown titulada “The Power of Vulnerability (el Poder de la Vulnerabilidad)” . (Sí, éramos un club de lectura mirando un TED Talk; fue un mes difícil). Y no podría haber estado más agradecida. Después de cuatro años en la Fundación de la Iglesia Episcopal y cuatro años de enseñar recaudación de fondos y pensar en la mayordomía… un video de 20 minutos cambió mi manera de encarar las campañas anuales de donativos. 

Brown señala la verdad de que todos nosotros deseamos profundamente saber cómo comer bien, bajar de peso, ahorrar lo suficiente para la jubilación y criar a nuestros hijos. Queremos saber cómo tener y ser lo suficiente. Sin embargo, la mayoría de las listas de “Cómo hacerlo” están llenas de cosas que ya sabemos. No les puedo decir el número de veces que leí el título de una revista que prometía cambiar mi vida en tres pasos sencillos, sólo para sentirme desilusionada porque ya sabía las respuestas. No hay una varita mágica ni un proceso paso por paso para llevar una vida perfecta. 

Lo mismo ocurre con la recaudación de fondos. En realidad, lo que necesitamos saber no es “Cómo recaudar fondos positiva y efectivamente”, sino preguntarnos qué está impidiendo que encaremos la recaudación de fondos como (para tomar prestada una frase de Brown) un ministerio incondicional.

Lo que sigue no es un proceso paso por paso para realizar una campaña de mayordomía perfecta. En lugar de ello, lo que les puedo describir, por mi experiencia personal, es las características de un enfoque positivo de la campaña anual de donativos, lo que se podría llamar mayordomía incondicional.

Esto es lo que sé:

1.) La meta final no es una cantidad. Las parroquias tienen que recaudar suficientes fondos para cubrir sus costos de funcionamiento. Pero, ¿cuáles son esos costos y por qué los necesitamos? Gente. Comunidad. Ministerio. Misión. Dios. 

¡Las campañas anuales de donativos que olvidan concentrarse en dónde va el dinero y por qué es importante equivale a comprar ingredientes de primera para preparar una comida extraordinaria pero olvidar prepararla… o por qué la estamos preparando! 

Henri Nouwen escribe, “La recaudación de fondos es exactamente lo opuesto de mendigar. Estamos pidiendo a la gente que dé sus recursos para el Reino de Dios”.

2.) Una misma talla no le queda bien a todos. Cada generación tiene sus propias necesidades. Entendemos eso en los cuidados pastorales y en las oportunidades de formación espiritual. Sin embargo, en la recaudación de fondos damos por sentado que la misma herramienta se puede usar para todos. Por ejemplo, escribir una carta anual sólo se conectará con una parte de la mezcla demográfica de una parroquia. 

Tomemos un momento para ver quiénes están en nuestros bancos: 

  • Generación de mayor edad: Definidos por la Segunda Guerra Mundial, confianza en la autoridad, lenguaje de lealtad 
  • Baby Boomers” (nacidos inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial): Definidos por el idealismo de la década de los 1960, desconfían de las instituciones
  • Generación X: Definidos como la primera generación de divorcio, desconfían de la autoridad
  • Milenios: Definidos por el exceso de programación, la búsqueda de relaciones de mentores y de más gratificación inmediata.
Los de la Generación X están tan inclinados a donar como los jubilados de la Generación de mayor edad. Pero el lenguaje y las herramientas deben adaptarse a cada cohorte, desde los materiales impresos hasta los digitales y hasta la manera en que expresamos nuestro “pedido.” 

3.) Lenguaje de obligación: El Reverendo Gerald Keucher, consultor de la Fundación de la Iglesia Episcopal, escribió recientemente, “Por lo general comunicamos un sentido de urgencia, por no decir de pánico, porque nunca hay suficiente dinero. Eso inquieta mucho a la gente y a muchos les resulta fastidioso que los inquieten todos los años. También prácticamente comunicamos un sentido de obligación: debe, tiene que, necesita contribuir más que lo que está dando.”

El párrafo No. 3 tiene sentido en vista de los párrafos Nos. 1 y 2. Muchos “baby boomers” y miembros de la Generación X están definidos por hacer exactamente lo opuesto a lo que las autoridades les dicen que “deben” estar haciendo. Avergonzar a alguien para incitarlo a que haga una donación puede obtener una donación inicial, pero no crea donantes vitalicios con una pasión por dar a su parroquia. 

4.) Los mismos de siempre esforzándose en “simplemente hacerlo”: Cuando pensamos en nuestras campañas anuales, casi todo el tiempo simplemente queremos hacer el trabajo. ¿Por qué no verlo como una oportunidad para capacitar nuevos líderes y buscar maneras de formar donantes nuevos?

Trabajé recientemente en una campaña en la que un donante dispuesto a realizar un donativo paralelo a los de ellos invitó a los jóvenes a que prometieran donar $0.50 por semana o $24 por año, lo que garantizó $58 por año de cada joven.

Mencioné anteriormente que los del Milenio a menudo buscan relaciones de mentores. De hecho, tanto el New York Times como el Harvard Business Review han publicado artículos sobre el impacto que ello ha tenido en el lugar de trabajo. Una parroquia que visité recientemente lo vio como una oportunidad e intentó unir a miembros de la generación del Milenio con miembros establecidos de la parroquia. Parte de la relación era hablar con transparencia sobre donar a la parroquia.

5.) No ocurre repentinamente de septiembre a diciembre. Parte de la Mayordomía es el proceso de agradecer a los que donaron durante todo el año. Insto a las parroquias a que tengan momentos “PBS” una vez por semana para dedicar tiempo a poner de relieve un ministerio y agradecer a los parroquianos por hacer que sea posible. Por ejemplo, si el coro canta un himno especialmente hermoso, un rector puede parar y agradecerles su don a la parroquia y después agradecer a la comunidad de la parroquia por sus dones de recursos financieros, que hacen que eso sea posible.

Trabajé recientemente con una parroquia que determinó y después puso de relieve el número de horas de trabajo voluntario requeridas todos los domingos para el servicio de culto. Todos quedaron asombrados por lo mucho que se donaba semanalmente. Muchos quedaron agradecidos por ser reconocidos. Y, con esta mayor transparencia, otros se sintieron más inclinados a donar su tiempo y recursos financieros. 

Su campaña de donativos anuales puede ser una oportunidad de crecimiento y de inspirar entusiasmo. ¿Qué ha hecho que alcanzó a diferentes generaciones de su parroquia? ¿Cómo comunicó los ministerios en curso realizados por seres amados en su parroquia sin emplear el lenguaje de la obligación y la vergüenza? ¿Qué experiencias positivas puede compartir sobre su campaña y el impacto que tiene sobre la vida en su parroquia? ¿Dónde está viendo que se está dando incondicionalmente en las comunidades en las que vive y sirve y lidera? 

Erin Weber-Johnson se unió a la Fundación de la Iglesia Episcopal en 2009 como asesora de campañas de capital. Además de ser asesora de campañas de capital, Erin ha sido facilitadora de retiros diocesanos y de juntas parroquiales sobre mayordomía anual, el desarrollo de valores espirituales de dar y el pago de deudas. Tiene un título de posgrado en administración pública de NYU. 

Erin y su esposo, Jered, anteriormente fueron misioneros de la Iglesia Episcopal en Taiwán y ahora residen en St. Paul, MN donde Jered es rector de la Iglesia St. John the Evangelist. Erin y Jered tienen dos hijos, Jude y Simon Henri, y se enorgullecen de ser residentes de Minnesota.

Recursos

This article is part of the September 2013 Vestry Papers issue on Wholehearted Stewardship