July 2011
Connecting Generations

Dejar que Brille Nuestra Luz

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El domingo 5 de junio cerca de 600 personas de la comunidad de Medford, Massachusetts, acudieron a Let’s Move! Medford, un día de eventos deportivos y feria de información centrados en criar niños sanos y activos. El evento adoptó su nombre de la campaña de Michelle Obama para acabar con la obesidad infantil y fue parte del intento constante de Grace Church de ser un agente de transformación positiva en la comunidad general.

La idea del evento surgió del trabajo de seis feligreses que participaron en la Iniciativa de Desarrollo de Liderazgo (IDL), una campaña diocesana dirigida a desarrollar destrezas de liderazgo en el laicado empleando el modelo de organización comunitaria de Marshall Ganz. El nuestro fue el segundo grupo que la Iglesia Grace hizo pasar por el programa y el segundo grupo en tener un éxito rotundo. (El primer grupo recibió recientemente un premio de la EPA por haber organizado campañas de limpieza de varios parques comunitarios locales).

La premisa del modelo de la IDL es que cuando se comparten historias personales surgen valores compartidos que a su vez generan fuertes vínculos y una firme dedicación a efectuar cambios.

Para este proyecto, nuestro grupo inicial de seis personas empezó narrándose historias personales entre sí. Esos intercambios revelaron que el grupo estaba bien equipado para realizar un proyecto de educación sobre salud infantil. La idea del día de eventos deportivos resultó de nuestro afán de crear un proyecto que cumpliera con los requisitos del curso de organizar un evento que generara liderazgo, organizara a la comunidad y se prestara a algún tipo de meta mesurable. En este caso, nuestra meta mesurable era tener 150 niños en el evento. Con 278 niños inscritos prácticamente habíamos duplicado nuestra meta.

No cabe duda de que una gran parte de este éxito se debió a la decisión estratégica que tomamos inicialmente de alinear nuestro proyecto a la iniciativa Let’s Move! de Michelle Obama. Al emplear recursos existentes como parte de nuestra campaña pudimos comunicar fácilmente lo que estábamos tratando de hacer a los diversos asociados que reclutamos en la comunidad. Al final del día, más de treinta organizaciones y empresas de la comunidad participaron en nuestro proyecto. Algunas de ellas se unieron a nuestra iniciativa porque nos esforzamos en lograr su apoyo, pero otras vinieron espontáneamente porque al correrse la voz de lo que estábamos haciendo quisieron participar en nuestro proyecto.

Personalmente, creo que uno de los momentos más conmovedores de la experiencia fue cuando ese domingo por la tarde vi a cientos de niños corriendo una carrera de obstáculos, haciendo yoga y karate, levantando pesas, bailando, haciendo hula hula, aprendiendo a pasar la pelota con una red de lacrosse con miembros del equipo femenino de lacrosse de la Escuela Secundaria de Medford, pateando al arco con el equipo de fútbol de esa misma escuela y en general disfrutando al son de la música provista por un DJ local. En ese momento recordé la noche en que los seis hicimos una lluvia de ideas y tuvimos la visión de niños jugando en un campo mientras que los padres tenían la oportunidad de conectarse con recursos comunitarios para ayudarlos a criar niños sanos. Me parecía increíble que esa visión se hubiera convertido en realidad.

Lo que más nos llamó la atención fue lo fácil que resultó hacerlo. Sí hubo que trabajar arduamente y muchas horas para que ocurriera, pero la mayor parte del trabajo fue hacer conexiones con gente de la comunidad, tanto de la comunidad de la iglesia como de la comunidad en general. Finalmente fue por medio de simples conversaciones individuales que pudimos obtener compromisos de tanta gente. Fue con conversaciones con padres en la comunidad que logramos obtener la aprobación del superintendente para repartir volantes a todos los niños en el distrito escolar de Medford desde el kínder hasta el 5º grado. Fue por medio de conversaciones que logramos obtener el lugar y donaciones de la comida y del agua. Fue por medio de conversaciones que nos conectamos con el alcalde y otros funcionarios municipales que a su vez nos demostraron su apoyo asistiendo al evento con sus familias.

Y esa es la verdadera belleza de este modelo y de sus consecuencias para las comunidades eclesiásticas. Concretamente, el proceso en sí forma comunidad. Desde el evento hemos estado en contacto con varios de los participantes y seguimos explorando maneras de continuar y expandir esas asociaciones. Por ejemplo, uno de nuestros participantes ahora está ofreciendo clases de zumba en la iglesia los miércoles a la noche durante todo el verano.

En el panorama general, un día de deportes tiene un muy pequeño impacto sobre la salud infantil, pero el número de gente que acudió y sus reacciones nos confirmaron que hicimos algo importante. Me alegra muchísimo que Grace Church esté aumentando su reputación de ser una iglesia dedicada al bienestar de su comunidad. Esta es una iglesia que está dejando que brille abiertamente su luz.

Stephen Trever sirve en la Iglesia Episcopal Grace de Medford, Massachusetts, como parte del programa de pasantías de la Diócesis de Massachusetts.

Recursos
Iniciativa de Desarrollo de Liderazgo: http://diomassleads.org/about-IDL/
Let’s Move Iniciativas de América para criar una generación de niños más sanos: http://www.letsmove.gov/
Proyecto de liderar cambios: http://www.hks.harvard.edu/hauser/lcp/
La estructuración de equipos de liderazgo: http://www.ecfvp.org/tools/structuring-leadership-teams/
Equipos que funcionan: http://diomassleads.org/about-IDL/

This article is part of the July 2011 Vestry Papers issue on Connecting Generations