March 2012
Death and Resurrection

De la Muerte, Nueva Vida

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¿Qué hace uno cuando un ministerio otrora efervescente que definía la dedicación de una parroquia al ministerio social está en una comunidad que no necesita más esos servicios y que, además, no cuenta con los recursos de la parroquia para mantenerlos? Ese fue el reto que enfrentaba Saint Aidan's, en San Francisco, cuando Aidan's Way, nuestro ministerio bandera, tuvo que enfrentar la realidad de que nosotros como comunidad no podíamos mantener más este apreciado programa de la parroquia.

Por más de una década, Aidan’s Way había estado ofreciendo un programa para después del horario escolar para niños en riesgo abierto a todas las religiones, razas y etnias. El objetivo del programa era brindar servicios educativos a los niños del barrio en una atmósfera cálida prácticamente sin costo alguno para las familias.

A medida que pasaron los años, muchos de nuestros feligreses más apasionados por este ministerio fallecieron o se enfermaron gravemente. Los que quedaron, junto con el director remunerado, estaban tratando de hacer que algo que no podía sobrevivir sobreviviera. Carecíamos de los recursos financieros necesarios para mantener el programa, no contábamos con suficientes voluntarios como para tener una buena relación adulto-niño y descubrimos que no estábamos atendiendo más a niños del barrio. En lugar de ello, nuestro ministerio se había convertido en una alternativa poco costosa para después del horario escolar para familias que podían pagar fácilmente más que el costo de $25 por semestre. Cuando las reglamentaciones de California para el cuidado de niños pasaron a ser más estrictas vimos que no podíamos costear ni las renovaciones requeridas para que nuestro espacio cumpliera con las normas estatales ni con las expectativas estatales de que contáramos con dos empleados a tiempo completo y dos años de gastos fijos adelantados en el banco.

Durante una reunión con el contralor de la diócesis, la Junta de Asesoramiento de Aidan’s Way y los miembros de la Junta Parroquial de St. tuve la penosa tarea de decir las cosas como eran: que había llegado la hora de dar fin a nuestro ministerio de Aidan´s Way. En ese momento todos sentimos una profunda muerte. Algunos de nuestros feligreses estaban muy enfadados. Otros no querían aceptarlo. Otros más querían culparnos a mí o a la Junta Parroquial. Todas esas son partes normales del proceso de duelo.

Pero la Resurrección también existió para nosotros. Después de que tomamos la decisión de cerrar ese día, nuestro grupo pasó de la sala de reuniones a nuestra iglesia. Unimos nuestras manos y ofrecimos gracias a Dios por este importante ministerio en la vida de nuestra iglesia y del barrio. Dimos gracias por todos los niños y familias a los que había beneficiado el programa. Pedimos al Espíritu de Dios que estuviera con nosotros para ofrecernos inspiración cuando buscáramos nuevas maneras de atender las necesidades de los niños de nuestro barrio. Y de esa liturgia supimos que podríamos segur proporcionando un lugar seguro y cálido a nuestros niños de nuevas maneras.

“Cuando nos dimos cuenta de que tendríamos que hacer otros planes para estos niños, sentí un profundo desconsuelo”, dijo Pam Wong, una feligresa de nuestra parroquia que había estado trabajando durante mucho tiempo como voluntaria en Aidan's Way. “Al principio había un gran vacío y lloré mucho y a menudo. El tiempo ha ayudado a aliviar mi pérdida y ahora puedo recordar con más placer el don que recibí de nuestros niños y de sus familias. Y sigo pudiendo hacer cosas con ellos. Por ejemplo, después del cierre de Aidan´s Way llevé a un grupo de 12 niños del barrio un baile increíble de Pentecostés. Fue una experiencia conmovedora y llena de alegría”.

A Judy Bley, una feligresa que había estado trabajando semanalmente por seis años como voluntaria en el programa, le costó trabajo adaptarse; sintió mucha pena por los padres y los niños que habían dependido de nuestro programa para contar con un lugar seguro y enriquecedor. “Veo a los niños como nuestro futuro y tuve una profunda satisfacción personal al ser parte de ayudar a los niños a crecer, a progresar en la escuela y a formar vínculos duraderos. Sin embargo, la realidad era que nuestros niños provenían de lugares lejanos y que la mayoría de ellos no eran parte de nuestra comunidad inmediata. No podíamos seguir manteniendo programas que estaban agotando nuestras finanzas".

A medida que fue cambiando nuestro barrio, vimos que lo que realmente estábamos experimentando era el Espíritu Santo invitándonos a adaptarnos y a cambiar también. La Rev. Diana Wheeler, la diácona de nuestra parroquia y directora de Aidan´s Way, extendió la mano a Sí, Se Puede, un programa similar a Aidan´s Way en nuestro barrio, y creó las condiciones necesarias para que se formara una empresa conjunta entre St. Aidan's, AmeriCorps y United Farm Workers con sede en los Apartamentos Vista del Monte, justo en la acera de enfrente de St. Adian’s.

Ahora tenemos voluntarios que va allí semanalmente, nuestro narrador de cuentos oficial va regularmente y nuestra feligresía se comprometió a ayudar a los niños con su parcela en el huerto comunitario local. Nada de eso requiere gastos de capital de nuestra parroquia, pero compromete nuestro tiempo y talento de manera nuevas y liberadoras. Si “en medio de la vida estamos en muerte”, hemos hallado que lo opuesto también es cierto. “Esta nueva aventura con nuestros vecinos de enfrente nos ayuda a no olvidar jamás las personas y la cosas que siempre amaremos, pero también nos invita a encontrar significados en ellas de maneras nuevas y poderosas, dice el Rev. David Stickley, el diácono actual de nuestra parroquia. “De muchas maneras hemos experimentado la muerte del ser y vivir para Cristo como estar lo más plenamente vivos posible para la comunidad que nos rodea sin la pesada carga del costo del programa".

Desde el cierre de Aidan’s Way también hemos ofrecido dos campamentos de verano para niños. Ofrecimos una semana de Artes Espirituales y de Artes Prácticas con concentración en la no violencia para niños en escuelas primarias. Asimismo, ayudamos a coordinar el Campamento de Verano Amigos de Dios con otras dos parroquias, en el que los acampantes pasaron una semana en St. Aidan's, una semana en St. Gregory of Nyssa y una semana en Grace Cathedral concentrándose en diferentes historias Godly Play. Dimos la bienvenida a voluntarios y acampantes de siete Iglesias Episcopales locales, junto con niños y personal con antecedentes católicos romanos, judíos, unitarios y no religiosos. El campamento fue un gran éxito y en la actualidad se está planificando uno para 2012, con otra semana en St. Aidan's.

Dejar pasar cosas que apreciamos siempre es difícil y ésta no fue ninguna excepción. El Libro de Oración Común nos recuerda que “En medio de la vida estamos en muerte”. Si bien esto no es algo que nos alegra en nuestro camino, sí nos sirve como un recordatorio maravillosamente conmovedor de que la vida es un proceso que debe incluir dejar pasar de tanto en tanto si vamos a volver a nacer desde arriba y estar llenos del amor revitalizador del Espíritu. Eso no significa que no debe haber un proceso de duelo; si eso ocurriera, podría significar que el amor que liberáramos también desaparecería, pero como gente de fe creemos que el amor nunca muere.

El pueblo de St. Aidan’s le dirá: de la muerte surge nueva vida. Después de todo, ¿acaso no somos producto de una Resurrección? El Rev. Tommy Dillones rector de la Iglesia Episcopal St.Aidan’s en San Francisco.

This article is part of the March 2012 Vestry Papers issue on Death and Resurrection