January 2018
Vestry Essentials

Aprendiendo a Ser el Pueblo de Dios – En Dos Idiomas

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Cuando tenía 18 años me invitaron a ser parte de la junta parroquial. En ese entonces, teníamos una congregación de habla inglesa y una congregación hispanoparlante. Me di cuenta rápidamente que me habían invitado porque era una de las únicas personas completamente bilingüe en mi iglesia. Me hubiese gustado conocer Iglesia Episcopal y las reglas de la junta parroquial mejor. Hoy en día hay más iglesias con juntas combinadas (inglés/español). Y, gracias a Dios, hay muchos recursos. Le pregunté a algunas con experiencia en las juntas parroquiales combinadas que nombraran algunas cosas problemáticas que han enfrentado y que describan qué les ha ayudado.

Es clave edificar relaciones entre las culturas

En algunas congregaciones, las personas de habla inglesa parecen estar más comprometidas y llegan a tiempo a las reuniones. Las personas latinas no siempre llegan a tiempo y a veces se olvidan que tienen una reunión y no van. En otras iglesias, los miembros de habla inglesa son personas ancianas y son las personas latinas más entregadas, activas, e involucradas. A veces las personas latinas no pueden asistir a las reuniones porque trabajan por la noche, tienen hijos pequeños o no tienen manera de llegar a la iglesia.

La mayoría de las congregaciones sienten que tener una junta combinada es muy difícil al principio. La gente de habla inglesa-aun las que no se oponen a incluir latinos- están acostumbrados a controlar las reuniones, tomar las decisiones, y hacer las cosas como antes. Pero, como nos dice el Rvdo. Dr. Miguel Rosada de San Lucas en Jacksonville, Florida, “Cuando nos envolvemos en la oración, humor, y amistad puede ser una gran bendición.” El Rvdo. Bill Laucher de San Albán en Houston, Texas está de acuerdo. Dice que lo más importante es tomarse el tiempo para conocerse mejor, especialmente como sacerdote anglo en una comunidad latina. Sugiere que la junta tenga un retiro donde pueden pasar las primeras horas compartiendo sus historias personales para que vean que aun siendo de diferentes culturas son personas y tienen mucho en común.

El traducir los materiales y las conversaciones promueve la participación total

El Rvdo. Martir Vasquez de San Andrés, Glendale, Arizona nos cuenta que en sus más de 12 años con reuniones bilingües de la junta parroquial, los miembros de la junta sentían que traducir las minutas y la agenda era lo mejor para el desarrollo de la reunión- aunque las reuniones eran tomaban más tiempo. Cada cuatro meses, no tienen una reunión de negocios. Tienen un estudio bíblico en vez de la reunión y es de más interacción. “Para practicar tolerancia y paciencia,” dice, “la junta parroquial actual tiene representación de tres culturas: Anglo, Hispana y Navajo. El miembro que no es bilingüe, se sienta con una persona que le traduce simultáneamente.”

El Rvdo. John Rawlinson, dice que las reuniones y actas han sido bilingües desde la primera junta parroquial combinada de la iglesia. Si se hace en un idioma, se hace en ambos es su póliza firme. “Somos el pueblo de Dios, en dos idiomas” es su mantra. En el principio, frecuentemente tenía que levantar la mano y decir, "Pausa, traducción" en inglés o español. Poco a poco, la traducción se hizo normal, mientras los angloparlantes descubrían que los miembros hispanos tenían buenas ideas y experiencias útiles que le serviría a toda la congregación.

Karen Phillips Cassedy, Guardiana Mayor de St. Matthew’s/San Mateo, en Hyattsville, Maryland, explica que su junta ha sido bilingüe desde 2011 cuando la iglesia se unió a una congregación de habla hispana. Aunque Karen no es bilingüe, ella observa a las personas durante la reunión para procurar que todos estén entendiendo. Dice que cuando alguien no entiende, paran y traducen las discusiones en ambos idiomas para que toda la junta tenga clara la conversación. “Aunque toma más tiempo, vale la pena,” Karen dice. “Las recompensas de tener una junta bilingüe son grandes. Podemos conocernos a fondo y sentirnos como una comunidad cuando trabajamos juntos.”

Mildred Briones Reyes también asistía a St. Matthew’s/San Mateo, y su madre sirve en la junta parroquial. Explica que los reglamentos de la iglesia tuvieron que volverse a escribir para que fueran inclusivos, porque no tenían un modelo a seguir. Con cada guardián representando cada una de las dos congregaciones, es de suma importancia que trabajen bien juntos. Ha sido una oportunidad de aprendizaje para la comunidad latina de la congregación, que ahora hace preguntas o pide que se repita algo cuando no entiende lo que se ha dicho.

Ánimo y buenos consejos de líderes en congregaciones con juntas parroquiales combinadas

La Rvda. Ale Trillos de San Andrés, Yonkers, en Nueva York nos da cinco consejos:

  • Crear un acuerdo mutuo, y volver a este acuerdo cada vez que sea necesario
  • Traducir todos los documentos antes de cada reunión
  • Hablar despacio
  • Ser muy conscientes del tiempo; si es posible, usar alarmas
  • Hacer las colectas/oraciones en los dos idiomas

Rvdo. Juan Monge de la Iglesia Todos los Santos en Lakewood, Nueva Jersey, dice que para tener una junta bilingüe hay que: tener mucha paciencia, permanecer dispuesto/a a hacer cosas nuevas, nunca dejar de aprender ni enseñar y, sobre todo, orar sin cesar – antes, durante, y después de cada reunión. Dice que un/a pastor/a nunca deja de ser un/a maestro/a y tiene que mantener sus ojos y corazón abiertos a las necesidades de su congregación. “Siempre estoy atento a los problemas que pueden herirnos,” dice, “y busco recursos y herramientas que nos pueden enseñar maneras para superarlos.”

Casi todas las personas con quienes hablé compartieron estas recomendaciones:

  • Traducir actas y reportes y repartirlos antes de la reunión.
  • Aun cuando las personas son bilingües, se debe dar un resumen bilingüe de lo que se habló y acordó.
  • Por lo general, las personas latinas frecuentemente no pueden asistir a las reuniones de la junta por sus horarios de trabajo o porque no tienen a alguien que les cuide sus hijo/as. Si desea tener una junta bilingüe, trate de tener la reunión un día y una hora que le sirva a todo/as lo/as miembros y provea cuidado de niño/as.
  • Nuestras culturas son muy diferentes (incluso en la comunidad latina), así que provea muchas oportunidades para conocerse a través de actividades como comidas, retiros, y estudios bíblicos.
  • La mayoría de las personas latinas vienen de la Iglesia Católica Romana donde no han tenido la oportunidad de dar sus opiniones, o tomar decisiones que afecten la comunidad de la iglesia así que hay que darles muchas oportunidades para aprender cómo funciona la Iglesia Episcopal.
  • La comunicación es clave y la junta debe saber cómo ponerse en contacto (email, teléfono, redes sociales) para que toda la junta se sienta a gusto, incluida y escuchada.
  • Recuerden que están haciendo el trabajo de Dios. Siempre regresen a la misión que Dios tiene para Su Iglesia entera.

Sandra Montes es asesora de recursos lingüísticos en español de ECF. Ella sirve a la Iglesia como músico, traductor, orador, consultor y escritor. Sandra enseñó durante 21 años en educación pública y tiene un doctorado en educación.

Recursos

This article is part of the January 2018 Vestry Papers issue on Vestry Essentials