May 2019
Millennials and the Church

Una persona joven en una Iglesia joven

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Soy un joven-adulto colombiano de 31 años y diácono en transición, llamado a vivir y servir en la diversidad. Cuando llegué a la Iglesia Episcopal por pura gracia de Dios y por visitar a una amiga en su lugar de trabajo. Me la imaginé simplemente como una Iglesia miembro de la Comunión Anglicana pero nada más. Con el paso del tiempo, y gracias a los diferentes llamados que he recibido de Dios a través de la Iglesia, debo decir que la Iglesia Episcopal es más de lo que me imaginé. Es una comunidad de fe y oración, en la que, a pesar de las distancias geográficas, somos parte de un solo cuerpo amplio y diverso. Ese cuerpo habla diferentes lenguas, tiene muchas manifestaciones culturales y en muchas ocasiones diversas formas de pensar y adorar. Pero a pesar de ello nos anima y ayuda a seguir a Jesús juntos y juntas porque “el camino es el Amor”.

Una diócesis que anima a la gente a soñar y hacer cosas nuevas

La Diócesis de Colombia, donde Dios me llamó al ministerio ordenado, no es una de las Diócesis más grandes en la iglesia episcopal, pero sí es un lugar al que Dios ha llamado personas con muchos talentos, virtudes y con un deseo de ayudar. Como joven esto fue fundamental, porque me permitió ver que ésta no es una Iglesia de fórmulas, en la que la tarea de anunciar el amor de Dios está escrita y fija. Es una Iglesia que permite explorar caminos, pensar nuevas formas de ser Iglesia, tener sueños e ideas locas para llamar a otras personas a creer en Jesús.

He aprendido también de mi contexto, que en cuestiones de evangelizar no debemos preocuparnos por la falta de recursos. Debemos preocuparnos por la falta de ganas de hacer las cosas. Pocas personas con recursos limitados pueden hacer mucho, si ponemos nuestro empeño y trabajamos juntos. Un ejemplo de ello fue un encuentro de jóvenes que realizamos hace algunos años con el liderazgo del Obispo Duque, nuestro obispo diocesano, y el Rvdo. Diego Sabogal. A pesar de las limitaciones estuvimos presentes jóvenes de Bogotá, Cali, Cartagena, Malambo, Medellín y otras congregaciones del país. Me anima de ser Episcopal porque nos permite soñar sin límites, y hacer cosas nuevas.

Si las redes sociales son una ventana al mundo, la Iglesia también debería estar allí

Una de las cosas que más me ha apasionado como joven adulto fue causada por una experiencia personal. Hacia el año 2009, en medio de una crisis personal, Facebook se convirtió en mi ventana al mundo, y junto con Messenger en la única forma de socializar. Sin embargo, me cuestionaba la poca presencia de las Iglesias en las Redes Sociales. Seguramente yo no era la única persona que estaba pasando por un momento difícil en mi vida de aceptar quien soy, y necesitar a alguien con quien hablar.

Cuando me vinculé a la Iglesia, y empecé a apoyar algunas labores del Ministerio Hispano, me apasionó ver como la Iglesia se estaba moviendo en las redes sociales, cómo se estaba visibilizando, estaba dejando escuchar su voz, y escuchando a otras personas. Me llenó de gozo y me animó a comprometerme en el ejercicio de una evangelización por redes como apoyo a la vida eclesial. Cuando la juventud ve la presencia de nuestra Iglesia hoy en las redes sociales, encuentran una Iglesia que les da la bienvenida, les acepta y les apoya permitiéndoles ser quienes son. Pueden sentir que somos su Iglesia, y llegar a amarla con toda su alma, como yo.

Las personas jóvenes son el presente de la Iglesia

Me parece muy importante el avance que se ha hecho cambiando el discurso tradicional que las personas jóvenes son el futuro de la Iglesia, a que las personas jóvenes son el presente de la Iglesia. La Iglesia se hace joven en la medida en que pierda el temor a dar lugar a las personas jóvenes, escuchando sus palabras, use sus ideas y les deje ser lo que son. A través de los Eventos de Jóvenes Episcopales (EYE y ahora EJE) la Iglesia escucha a las personas jóvenes. Se nos acerca, nos muestra que somos la Iglesia y que el resto de esta rama del Cuerpo de Jesús nos ama, nos acepta y nos necesita. Otras partes de la Iglesia, -- incluyendo el personal del Obispo Presidente y su Cuerpo Legislativo -- también quieren escuchar nuestras voces. Quieren ayudar a renovar la Iglesia Episcopal, con la fuerza de las personas jóvenes, que día a día son más.

Me identifico con el ministerio de muchos obispos, empezando por el Obispo presidente Curry, que no solo con el discurso se hace cercano a nosotros, sino también con sus actos como asistiendo a reuniones a escucharnos. También, se toman selfies con nosotro/as, nos animan y reconocen lo que hacemos por la Iglesia, y la pasión que traemos a nuestro ministerio y servicio. La Iglesia Episcopal nos permite a las personas jóvenes ser jóvenes y me ha ayudado a descubrir donde me siento llamado a servir.

Las personas en el ministerio ordenado no están solamente en la oficina, esperando por los fieles – están en el transporte público hablando con la gente, están en la calle poniendo “cenizas para el camino.” Están en el supermercado con las personas en su vida cotidiana, en el hospital con las personas que sufren y con los niños y niñas en las escuelas. Están haciendo redes con otras organizaciones, comprometidos con transformar el mundo y no temen marchar por defender la justicia y la paz. La Iglesia Episcopal me permite ver muchos caminos para ejercer el ministerio, y me permite soñar y trabajar para que mucha más gente conozca a Jesús, ore, adore y responda a su llamado como seres diversos que creemos que Jesús es amor, y que es el Camino.

El Rvdo. Nelson Serrano fue ordenado como diácono en transición en la Iglesia Episcopal en Colombia en el año 2015. Actualmente se desempeña como clérigo adscrito a la Catedral de San Pablo en Bogotá y apoya algunos programas de la Oficina de los Ministerios Hispano/Latinos. En 2018 se graduó como Psicólogo de la Universidad Nacional de Colombia, y en 2019 con una Maestría en Religión en Trinity School for Ministry.

Recursos:

This article is part of the May 2019 Vestry Papers issue on Millennials and the Church