January 2012
Real Basics for Vestries

Una Instantánea de Nuestro Barrio Urbano

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Lo más difícil de ver es lo que tenemos delante de los ojos.
- Johann Wolfgang von Goethe

St. Mary’s Mariposa es una feligresía de 104 años de antigüedad en un barrio urbano densamente poblado de Los Ángeles. Empezó como una iglesia de barrio para servir a la gran comunidad japonesa inmigrante que había vivido en el barrio desde antes de la Segunda Guerra Mundial. El barrio, en el que hay muchas viviendas en alquiler, ha cambiado constantemente a lo largo del siglo de existencia de St. Mary’s. En él habitan muchos inmigrantes recientes y la población anual es principalmente latina y coreana.

La mayoría de los miembros antiguos de St. Mary’s – las familias de algunos de ellos han estado en la iglesia por varias generaciones --, así como toda la Junta Parroquial, ahora viven en zonas más suburbanas de Los Ángeles y pasan poco tiempo en el barrio de St. Mary’s, aparte de en la iglesia.

St. Mary´s adelantó mucho su propósito de volver a conectarse con su barrio al iniciar un servicio religioso en español y un programa preescolar Head Start.

El proyecto de las fotografías fue diseñado para dar a la Junta Parroquial la oportunidad de mirar nuestro barrio más de cerca. No estaba dirigido a que se realizara inmediatamente una planificación estratégica, sino más bien a cambiar nuestra perspectiva y pensar en posibilidades y maneras creativas de buscar a Dios en acción en nuestro barrio y el llamado de Dios a nosotros como parroquia.

Lo hicimos en el contexto de un retiro de un día de la Junta Parroquial. La gente llegó a las 9 de la mañana y compartió algunos refrigerios para el desayuno. Debido a que anteriormente muchos de nosotros habíamos salido a correr cerca de la iglesia, al llegar a la iglesia después de haber superado algunos obstáculos en el camino ya habíamos visto una buena parte de nuestro barrio. Incluso esa aventura frustrante resultó más fácil por haber estado conscientes de que nuestra misión de ese día era ver el barrio con nuevos ojos.

Leímos juntos Romanos 12 y tuvimos una reflexión breve empleado el proceso de la invitación mutua. El rector ofreció una reflexión mutua sobre la llamada a “llorar con los que lloran y regocijarnos con los que se regocijan”.

Después salimos en grupos de 2 a 4, cada grupo con una cámara fotográfica. Los grupos fueron invitados a que trazaran sus propias rutas, que tomaran aproximadamente una hora, que no se alejaran mucho y que sacaran fotos de todo lo que encontraran interesante en su camino. Se estimuló a un par de personas que habían vivido en el barrio cuando eran niños a que mostraran a sus grupos sus antiguos hogares y/o los lugares que recordaran y a que indicaran qué había ahí ahora. Se invitó a los grupos a que prestaran especial a cosas bellas, feas, sorprendentes o conmovedoras. Nos recordamos los unos a los otros que Dios ya está trabajando en nuestro barrio y que estamos invitados a participar en ese trabajo.

A medida que iban regresando los grupos había alguien disponible para descargar sus fotos en la computadora. Después se invitaba a los grupos a que permanecieran unos momentos en silencio en el santuario para orar y reflexionar sobre su experiencia. Al regresar al salón parroquial se servían un almuerzo al que todos habían aportado y charlaban informalmente sobre lo que habían visto.

Cuando todas las fotos estuvieron en la computadora (organizadas en álbumes por grupo) y se había consumido la mayor parte del almuerzo, se invitó a cada grupo a que narrara su presentación fotográfica. Los formatos variaron. Algunos grupos habían elegido sólo unos pocos lugares para fotografiar, mientras que otros sacaron muchas fotos en su camino, documentando prácticamente todo lo que veían. Algunas personas habían elegido temas y fotografiado cosas que coincidían con esos temas. La diversidad de las maneras de encarar el proyecto lo mantuvo interesante.

A continuación la Junta Parroquial se reunió como grupo, con las presentaciones fotográficas repitiéndose silenciosa y constantemente en el trasfondo. Hablamos sobre los temas que habían surgido, las cosas que nos sorprendieron, las preguntas que surgieron de lo que habíamos visto. También hablamos sobre lo próximo que haríamos para aprender más sobre la comunidad que nos rodeaba e hicimos planes para compartir las fotos y las reflexiones con el resto de la feligresía.

Para la presentación a la feligresía, las fotos se organizaron alrededor de cinco o seis temas que había identificado la Junta Parroquial. En el público había varias personas que vivían actualmente en el barrio y un número de personas que habían vivido allí a lo largo de los años. La conversación fue muy animada y aprendimos muchas cosas tanto de los recién llegados como de los antiguos.

Desde nuestro retiro del otoño pasado, la Junta Parroquial ha seguido discerniendo maneras de invitar el diálogo entre la feligresía y el barrio, empezando con una plegaria y un estudio de la Biblia. Esa experiencia nos condujo a preguntas relacionadas con nuestro barrio. Nuestro seguimiento ha incluido lo siguiente:

  • Ver los datos demográficos de nuestro barrio inmediato. Empleando el recursohealthycity.org, http://www.healthycity.org/descubrimos un par de cosas significativas:
  • La población coreana en nuestra zona inmediata era mayor que lo que habíamos pensado. De hecho, estaba aumentado, mientras que la población latina estaba disminuyendo. Eso corrigió una percepción errónea de muchos de los feligreses de que Koreatown era principalmente un distrito comercial sin muchos residentes coreanos. Esa información generó muchas conversaciones sobre la posibilidad de conectarnos con nuestros vecinos coreanos.
  • Los niveles de ingreso en nuestro barrio sugirieron que muchas de las familias con las que nos conectaríamos estarían luchando con problemas de supervivencia básica. Tendremos que tener eso en consideración para poder realizar proyecciones realistas relacionadas con la mayordomía y pensar en maneras en que las destrezas que los miembros con ingresos familiares limitados tuvieron que cultivar se podrían emplear paraservir la feligresía.
  • Planear aprender más sobre los recursos que ya se hallan disponibles en nuestro barrio. Por ejemplo, habíamos pensado que un gimnasio sería un excelente uso de un edificio vacante vinculado a la iglesia. Durante la caminata, uno de los grupos vio un gimnasio abierto en el parque local, a aproximadamente sólo una cuadra de la iglesia.
  • Dirigirnos activamente a lo que tendríamos que hacer para empezar a desarrollar nuevos líderes de la feligresía entre los miembros que viven en el barrio. Uno de los frutos de esta conversación fue un compromiso de desarrollar líderes para que integraran la Junta Parroquial de entre los nuevos miembros de la parroquia que viven ahora en el barrio.

Me alegra informar que en nuestra Reunión Anual de 2012 la feligresía eligió a una joven latina bilingüe del barrio para que integrara la Junta Parroquial. Con este paso importante, la Junta Parroquial continúa su jornada para preparar e incluir nuevos líderes de la iglesia de entre los miembros locales y adelantar el proceso de convertirnos (nuevamente) en una iglesia del barrio.

Anna Olson es la rectora de la Iglesia Episcopal St. Mary’s en Los Ángeles, California.

Recursos

This article is part of the January 2012 Vestry Papers issue on Real Basics for Vestries