November 2020
Spiritual Wellbeing

Las Posadas y el viaje a Belén

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En mis 32 años, nunca tuve una Navidad blanca (una navidad con nieve). Para mí, la Navidad no está completa sin ir a varias posadas.

Como todos en EEUU, de niño vi todas las películas tradicionales de Navidad: La Navidad de Charlie Brown, Rodolfo el reno de la nariz roja, Milagro en la calle 34, Cascabel y muchas otras clásicas de Navidad. Lo que todas ellas tenían en común era la nieve. La nieve, ese polvo majestuoso, blanco y esponjoso que significa que ha llegado el momento de encender la chimenea y asar las castañas. Y como el tiempo afuera es borrascoso y el hogar adentro es caluroso, y como no tenemos donde ir, ¡que nieve, que nieve, que nieve!

Para mí en Miami, la Navidad era el día en que tenía esperanzas de que hiciera suficiente frío como para ponerme un suéter. La mayoría de los años, la temperatura no bajaba de 79 grados. La Navidad era una ilusión de la población general de Estados Unidos. La mayoría del país no está consciente de que en la mitad inferior del planeta en la época de Navidad no hace frío y que al sur del ecuador es verano. ¡Imagínate una Navidad en verano!

Descubrimiento de las posadas en la Iglesia Episcopal
Tenía 19 años cuando vine a la Iglesia Episcopal, donde me dijeron sobre las posadas. Si nunca oyeron sobre las posadas o fueron a una, les sugiero que vayan a una iglesia episcopal con personas latinas/hispanas y hagan amistades.

“Pero, ¿qué es una posada?”, ustedes preguntarán. Las Posadas conmemoran el viaje que José y María emprendieron de Nazaret a Belén en busca de un refugio seguro en el que María pudiera dar a luz al niño Jesús. Se celebra entre el 16 y el 24 de diciembre. En términos sencillos, es una reunión de amigos del barrio y de la iglesia en la casa de alguien. Una fiesta, si la quieren llamar así. ¡Todos sabemos que para fiestas no hay como los hispanos!

Recuerdo mi primera posada. Fue una de las mejores experiencias que había tenido. Creciendo en EEUU como inmigrante, siempre sentí que estaba pidiendo prestado de culturas ajenas. Nada se siente como una experiencia auténtica. Más bien, es la versión de Estados Unidos de la Navidad. Las posadas inmediatamente me hicieron sentir como que son nuestras y que tenemos la oportunidad de compartirlas con otras personas.

Qué pasa durante una posada

Todas las posadas empiezan igual. La gente se reúne en la calle, donde hay unas guitarras, tal vez unos animales (dependiendo de cómo toman su posada). La música empieza y todos comienzan a cantar y caminar por el barrio pidiendo un lugar para hospedarse. Eso se conoce como pidiendo posada. Uno camina hasta unas pocas casas y el dueño no los deja entrar. Cuando uno finalmente llega a la casa del anfitrión, todos empiezan a cantar alegremente, porque usted encontró una casa en la que le dan la bienvenida. Las palabras a continuación son parte de la canción:

Entren santos peregrinos, peregrinos,
reciban este rincón
Aunque es pobre la morada, la morada
os la doy de corazón.

Lo hermoso es que no hay dos posadas iguales. Al menos en Miami no lo son. Somos tan diversos en el sur de Florida que cuando uno va a una posada siente que le acaban de sellar el pasaporte. He comido mangú, arepas, empanadas, sancochos, tacos, parrilladas, pupusas, baleadas, nopales y hasta he bebido mamajuana y coquito en una posada.

A veces las personas pueden ser tan competitivas cuando son anfitrionas de una posada que es importante recordar el motivo por el que estamos reunidos. Nos recuerda el viaje que José y María encinta emprendieron para encontrar un lugar donde hospedarse. Nos recuerda cómo los rechazaron varias veces. Lo más importante de todo, es que nos recuerda cómo alguien que no tenía mucho compartió lo que pudo para albergarlos. Dios nos muestra esto en nuestras vidas. Dios toma a los que no tienen mucho y les da lo que necesitan para compartir su gloria.

En las posadas se comparten la cultura y la fe

La gloria que compartimos es lo que José y María compartieron con el mundo. La gloria de Dios en forma humana. Las posadas son algo muy cercano y querido para mí, porque fue mediante esta tradición que pude encontrar a Dios en un lugar que no era mi casa, en un país prestado. La mayoría de las personas con las que compartí posadas vinieron a este país en busca de una vida mejor. Son personas que sacrificaron sus vidas para estar en un lugar que no se parece a su hogar. Las posadas son algo que nosotros, como hispanos, podemos compartir con nuestros vecinos y hacer que realmente se sienta como nuestra Navidad.

La Navidad puede ser el 25 para la mayor parte del mundo, pero para nosotros los hispanos empieza el 16 y se celebra el 24. A la medianoche abrimos nuestros regalos y celebramos el 25. El día 25 está dedicado a consumir la comida que quedó del 24 y a volver a reunirnos. Algunas culturas hacen sopa por la mañana para dar de comer a todos los que se quedaron la noche anterior. Hay familias que hasta empezaron a abrir sus regalos la mañana de Navidad.

Lo más importante que se puede aprender de las posadas es que si bien muchas cosas son siempre iguales, también hay muchas diferencias, al igual entre los hispanos. Podemos hablar el mismo idioma y compartir los mismos valores, pero hay diferencias entre nosotros. Comemos diferentemente, bailamos diferentemente, rendimos culto diferentemente, incluso usamos nuestro propio idioma diferentemente. Un servicio religioso general de Navidad o una posada típica no bastan para expresar más de 20 países. Déjennos mostrarle cómo celebramos la Navidad y es posible que nunca la vuelva a celebrar como antes.

Raúl Diego Veizaga es hijo de padres inmigrantes. Nacido en Bolivia y criado en Miami Beach, Florida, es uno de los coordinadores del Ministerio de Jóvenes Adultos de la Diócesis del Sudeste de Florida. También es uno de los creadores de contenido para los Ministerios Latino/Hispanos de la Iglesia Episcopal. Está dedicado a llevar y crear contenido digital a la Iglesia Episcopal que permite que la gente rinda culto desde cualquier lugar del mundo.

Recursos:

This article is part of the November 2020 Vestry Papers issue on Spiritual Wellbeing