January 2023
What do you hope the Episcopal Church will look like in 2050?

Discipulado o reventar: La Iglesia en 2050

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Cuando se nos pide que especulemos sobre cómo será la Iglesia en 2050, la respuesta prudente es: "Sólo Dios lo sabe". Pero eso no causa ninguna gracia.

Algunas personas observaron las tendencias recientes en la asistencia a la iglesia y opinaron que la iglesia desaparecerá en unas décadas. Pero yo no creo que la iglesia haya desaparecido en 2050. ¿Por qué? Porque la Biblia nos lo dice. Jesús encargó a Pedro que liderara la iglesia y le dijo: "Y yo te digo que tú eres Pedro y que en esta roca edificaré mi iglesia, que y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella".

Estas son buenas noticias. No tenemos que preocuparnos por la destrucción de la iglesia, porque Jesús dice que la iglesia perdurará. ¿Acaso eso no es un alivio? No tenemos que salvar a la iglesia, porque Jesús es nuestro salvador.

Se avecinan cambios

Pero seamos claros. Puede ser que la iglesia no se parezca mucho a la iglesia como la conocemos ahora. Es probable que en los países occidentales prósperos, las iglesias establecidas sigan perdiendo prestigio y que las grandes instituciones eclesiásticas nacionales retrocedan en favor de un nuevo enfoque en las feligresías locales.

No estoy sugiriendo que no tendremos denominaciones en 2050, pero puede ser que no tengamos edificio denominacionales.

Aunque la Iglesia Episcopal es ahora una fracción del tamaño que tenía en la década de los 1970, nuestro gasto y compromiso con la gobernanza floreció en las últimas décadas. ¿Necesitamos más comités que cuando teníamos el doble de nuestro tamaño actual? Tal vez. Pero quizá haya maneras más eficaces de realizar el trabajo a nivel de toda la iglesia. Es probable que existan nuevas formas de garantizar que nuestra iglesia sea gobernada y liderada por laicos, obispos, sacerdotes y diáconos sin necesidad de celebrar reuniones costosas ni de la proliferación de comités.

Así que, yendo al grano, ¿qué aspecto tendrán las iglesias en 2050?

Una Iglesia que está transformando vidas haciendo discípulos

Imagino que, entre las feligresías locales, habrá feligresías grandes y con amplios recursos que prestarán apoyo a iglesias más pequeñas. Y habrá iglesias más pequeñas que tal vez se reúnan en casas o espacios compartidos en lugar de en edificios que solo se utilicen completamente un par de horas por semana.

Las feligresías que sobrevivan hasta 2050 serán lugares en los que el discipulado sea el centro de la vida de las feligresías. Ahora hay muchas maneras de conectarse con la comunidad, para el trabajo por la justicia social y para comparecer. Pero la iglesia es el lugar donde se administran los sacramentos, donde se proclama la palabra, donde la gente está inmersa en oración y donde nos centramos en encontrarnos con Jesucristo.

Durante la era de la Cristiandad de los 1950, la gente se unía a las iglesias para asistir luciendo bien, forjar amistades y realizar buenas obras. Pero con el colapso de la Cristiandad, no hay capital social ni prestigio en unirse a una iglesia. Si quiero construir casas o alimentar a la gente, hay organizaciones sin ánimo de lucro que lo hacen muy bien y con gran eficacia. Así que tal vez no me una a una iglesia por esos motivos. En cambio, puede ser que me una a una iglesia porque quiero encontrarme con Jesucristo en palabra y sacramento, y quiero vivir una vida transformada.

Para dejar las cosas claras, ¡no estoy sugiriendo ni por un segundo que el trabajo por la justicia social sea inapropiado para las iglesias! Espero que todo cristiano participe en la transformación de nuestro mundo vida a vida. Espero que todas las iglesias animen a sus miembros a servir a los pobres, los marginados y los perdidos. Es que nuestra identidad, especialmente si avanzamos 25 años, debe ser ante todo una identidad de discípulos de Jesucristo.

Aumentar la diversidad entre los miembros y en todos los aspectos de la vida de la feligresía

Además de la identidad de las iglesias, creo que la demografía cambiará. Por ello, estoy agradecido.

En la actualidad, las iglesias pudientes establecidas del oeste están llenas principalmente de ancianos blancos. No hay nada malo en que haya ancianos blancos, pero si tuviéramos éxito en hacer discípulos, la demografía de nuestras feligresías coincidiría con la de nuestras comunidades.

La iglesia será más diversa en las próximas décadas. Veremos múltiples generaciones encontrándose juntas con Jesús. Veremos a personas de todas las razas e identidades de género. Veremos juntos a ricos y pobres. Las feligresías que no puedan adaptarse a esa realidad no sobrevivirán.

En 2050, la iglesia tendrá que dedicar más tiempo moldeando nuestras vidas y nuestros ministerios fuera de la iglesia. Necesitaremos equipar a la gente para el estudio, la oración y el servicio religioso en sus hogares. Necesitaremos enseñar la realidad de que todos tenemos tiene una vocación, no solo el clero. Dios llama a algunos a ser pastores, a otros a ser maestros, a otros a ser médicos, a otros a ser trabajadores del servicio de comidas, a otros a ser choferes, a otros a ser mecánicos, y así sucesivamente.

Ahora, la iglesia está construida en base a la cosmovisión de la era cristina que permite a muchos de nosotros subsumir el compromiso radical de seguir a Jesús bajo la conveniencia de un cómodo estilo de vida consumista. En la iglesia de 2050, tendremos que enseñar que somos seguidores de Jesús en todos los momentos de todos los días. Cada dólar que gastamos es un reflejo de nuestra fe. Cada hora de nuestro día es un reflejo de nuestra fe. Cada momento es una oportunidad para glorificar a Dios.

Al pensar en que creo que las feligresías se clasificarán en dos tipos -grandes y con amplios recursos junto a comunidades mucho más pequeñas-, creo que nuestros servicios de culto se moverán hacia un extremo u otro. Por un lado, veremos una liturgia trascendente enraizada en la tradición antigua. Por el otro, veremos reuniones menos formales, inmanentes, que también expresan las tradiciones de la iglesia. Piense en la misa mayor en una catedral gótica frente a una hogaza de pan cortada en la sala de la casa de alguien. Ambas liturgias son asombrosas a su manera, y la iglesia de 2050 estará consciente de ello y dará prioridad a ambas.

El cuerpo de Cristo en 2050

Jesús nos dijo que no podemos servir a dos amos. La iglesia no puede ser a la vez el cuerpo de Cristo y la encarnación del consumismo. La iglesia, ahora y en 2050, está llamada a centrar su mirada únicamente en Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.

Puede ser útil recordar dos escrituras. La iglesia y su labor se describen claramente en dos lugares importantes. Una perspectiva clave sobre la iglesia se encuentra en Hebreos 10:23-25.

Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel Día se acerca”.

Eso es todo. La iglesia existe para que nos provoquemos unos a otros al amor y a las buenas obras. Provocarnos unos a otros es muy diferente de la fiesta de amabilidad que a veces vemos en la iglesia actual. La iglesia de 2050 que sobreviva habrá recuperado la provocación y el estímulo que se vislumbra en Hebreos.

Otro lugar en el que leemos sobre la iglesia tiene más que ver con su propósito. A veces podemos preguntarnos sobre la misión de la iglesia. Creo que Jesús fue bastante claro al respecto. En Mateo 28:19-20, leemos la instrucción de Jesús,

"Id, pues, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a obedecer todo lo que os he mandado. Y recordad que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo".

Nuestra tarea es hacer discípulos de todos. No podemos hacer discípulos de todos si excluimos o discriminamos. No podemos hacer discípulos de todos si no proclamamos las buenas nuevas de Dios en Jesucristo. No podemos hacer discípulos de todos si nos centramos en nuestra comodidad por encima de la gracia transformadora y la misericordia de Dios.

La iglesia que sobreviva hasta 2050 se habrá vuelto a centrar en hacer discípulos. Por ese motivo, espero que la iglesia de 2050 sea vibrante y creciente. Y me anima recordar que Jesús prometió estar siempre con nosotros: ahora, en 2050 y para siempre.

Scott Gunn es sacerdote episcopal, fotógrafo, conferenciante y autor. Es director ejecutivo de Forward Movement, un ministerio de la Iglesia Episcopal con sede en Cincinnati, Ohio. Anteriormente fue párroco en Rhode Island. Antes de ordenarse, trabajó en la industria tecnológica en Education Development Center, The Atlantic Monthly, Fast Company, el MIT Media Lab y brevemente en punto-com. Está casado con Sherilyn Pearce y comparten su hogar con un golden retriever llamado George. A Scott lo solicitan regularmente como conferenciante, líder de retiros y predicador. Sus pasatiempos son la fotografía, bloguear y viajar.

Recursos:

This article is part of the January 2023 Vestry Papers issue on What do you hope the Episcopal Church will look like in 2050?