July 2020
Racial Justice and Reconciliation

¿De verdad quieren hablar sobre reparaciones?

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Son las 2 de la mañana del 15 de mayo y estoy sentada ante mi computadora escribiendo este artículo sobre reparaciones en el medio de la era de la COVID-19 a la vez que los pensamientos de los asesinatos de Ahmaud Abery y de Breonna Taylor me circulan por la mente. Y junto con ellos pienso en varios otros informes de mala conducta policial y de la intimidación supremacista blanca de afroamericanos que simplemente estaban tratando de hacer su trabajo, que los condujo a barrios predominantemente blancos en los que pasaron a ser sospechosos de delitos. Y el pensamiento de que las conversaciones serias sobre las reparaciones tienen que admitir este clima y los fundamentos sistémicos que lo originaron.

A lo largo de los años me aparté de muchas conversaciones sobre reparaciones que por lo general empezaban con una pregunta sobre la manera en que los blancos podrían determinar la cantidad de dinero que se debería dar a todos los descendientes de esclavos para compensarlos por la libertad y la dignidad que les robaron a sus antepasados. Las conversaciones que empiezan de este modo parecen ser la búsqueda de encontrar la manera más fácil de mitigar la culpabilidad de los blancos vinculada a ser los beneficiarios de los frutos provenientes del establecimiento de la regla de supremacía blanca en este país. Estas conversaciones no tienen un camino productivo para seguir, porque no están centradas en encontrar soluciones viables.

El dinero por sí solo no puede reparar la brecha causada por la esclavitud

En primer lugar, hay muchas preguntas que se deben hacer y contestar sobre la manera en que se debe trabajar para reparar la brecha causada por la esclavitud. La primera y la más importante es cómo se calcula en dólares y céntimos el valor de la pérdida de la libertad y la dignidad. Entonces, ¿cuál es la cantidad de dinero que todos nosotros vamos a recibir porque nuestros antepasados fueron robados de su suelo natal y esclavizados? ¿Qué va a tratar de cubrir ese pago? ¿Cómo se le puede pagar a alguien por la pérdida de su oportunidad de ser lo que Dios lo puso en la tierra para que fuera? Claramente, creo que esta tendencia de pensar que el dinero por sí solo puede arreglar los problemas de igualdad del país es totalmente inadecuada. Necesitamos que los blancos de Estados Unidos se dirijan a los asuntos más profundos que se requieren para reparar la brecha creada por la actitud de supremacía de los blancos que apoyó la esclavitud y todas las estructuras opresivas que emergieron de esa manera de pensar y que siguen florecientes ahora en el siglo XXI.

Es agotador observar los numerosos esfuerzos para admitir los daños que se causaron a los africanos -- que fueron robados de su suelo natal, traídos a Estados Unidos y forzados a construir lo que es hoy en día -- degenerar en una discusión sobre unos pocos millones de dólares adjudicados por el Congreso para tratar de determinar un plan de compensación de los descendientes de esclavos. Pero un plan de esa índole solo va a resultar en que un puñado de blancos semiprogresistas se puedan sentir un poco menos culpables a corto plazo mientras que todas las estructuras que siguen oprimiendo a los descendientes de nuestros antepasados esclavizados sigan alegremente iguales y mantengan el statu quo exigido por la supremacía blanca.

Se requiere un cambio sistémico profundo

Una conversación genuina sobre reparar la brecha o sobre reparaciones, como se lo llama hoy en día, requiere una disposición a considerar que tiene que haber cambios sistémicos profundos en todas las maneras en que están estructurados nuestros sistemas. Los blancos que piensan que están listos para participar en esta conversación esperando realmente hacer el trabajo requerido para efectuar cambios, tienen que estar dispuestos a ver el mundo de una manera nueva. No podemos reformar los sistemas opresivos actuales y adjudicar un puñado de dólares a construir una estructura de tributo a un afroamericano u ofrecer unas pocas becas a un puñado de descendientes de esclavizados como parte del esfuerzo de limpieza. Si bien estos esfuerzos pueden ser señal de buenas intenciones si están unidos a acciones genuinas para efectuar los cambios sistémicos necesarios en el país, por lo general no lo están y, por lo tanto se convierten más en ruidosos símbolos falsos sobre reparar la brecha mientras que se dejan como actos individuales.

El trabajo de reparaciones genuino y sustentable llamará a los blancos que ya empezaron a despertar al mundo que fue creado para ellos por una mano de obra robada, a que empiecen a desestabilizar todos los sistemas en este país que previenen que todos, especialmente los de ascendencia africana, tengan igual acceso a todo lo que ellos están disfrutando. Este país necesita una nueva manera de ser. La pandemia de la COVID-19 está dejando eso perfectamente claro a los que no lo vieron anteriormente. Hay muchísima verificación de las desigualdades de salud, educación y económicas, y lo más impactante es la discrepancia entre los índices de muerte entre blancos, afroamericanos y otras gentes de color*.

Por el otro lado, ha quedado bastante claro para la mayoría de nosotros que una de las razones de esa actitud displicente sobre reiniciar el país y aseverar que otras 50 o 60 mil muertes es el precio que tenemos que pagar para el bien de la economía, en realidad yace en el hecho de que un gran porcentaje de los que moramos estará compuesto por gente de color y ancianos. Estos dos grupos son desechables.

Por lo tanto, los blancos progresistas que deseen aceptar lo que una sociedad honesta debe hacer sobre las reparaciones, tienen que estar dispuestos a entender que en una sociedad de esa índole nadie debe considerarse desechable. ¿Qué tenemos que hacer en Estados Unidos para cambiar nuestra comprensión de tener gente desechable? Este es un interrogante que todos nosotros debemos ponderar profundamente, especialmente los blancos progresistas en nuestras comunidades fe.

Las reparaciones verdaderas deben hacer preguntas difíciles sobre nuestros sistemas y trabajar para el cambio

Estos días hallo que estoy más interesada en hablar con gente que profesa tener fe y está interesada en practicar esa fe con integridad, porque creo que el trabajo de reparaciones honesto empieza por la disposición a aceptar con convicción que el estilo de vida que hemos creado en Estados Unidos no va a apoyar un trabajo de reparaciones honesto. Ese trabajo requiere encontrar el valor de hacer preguntas muy difíciles sobre todas las facetas de nuestros sistemas en el proceso de entrar al espacio de estar dispuestos a verlos cambiados.

La conversación sobre reparaciones no será genuina hasta que empiece con expresiones de preocupación por la gente de ascendencia africana, sobre las maneras en que Estados Unidos va a asegurar que cuenten con atención de la salud asequible, educación equitativa, viviendas asequibles, salarios vitales y barrios seguros libres de violencia respaldada por el estado contra nuestros cuerpos negros. Y deben contar con todas las demás necesidades de vivir plenamente lo que Dios tuvo la intención para ellos. Hasta que comencemos esta conversación con la intención de construir un mundo nuevo, en el que la justicia y el amor prevalezcan, estaremos jugando a un juego extraño y cansador. Tenemos la esperanza de que los que tienen fe no estén realmente interesados en vivir una mentira y de verdad deseen hacer este trabajo. Eso está por verse.

Pero hasta que hagamos un mundo en el que los descendientes de personas esclavizadas robadas de sus hogares africanos puedan vivir como gente libre en Estados Unidos, con sistemas claramente definidos que afirmen su calidad de personas y que no consideren que ninguno de ellos sea desechable, ningún trabajo dirigido a las reparaciones será adecuado. Todo lo que no sea una nueva manera de ver y actuar, enraizada en la justicia y el amor, no es más que un pasito hacia tratar de encontrar el camino correcto. Un camino que llenará de dicha el corazón de Dios cuando lo encontremos y realmente nos adentremos en él.

*En estados unidos y en inglés “people of color” o “gente de color” significa la gente latina, negra, indígena, asiática. Nativo/a son personas indígenas de estados unidos – Nativos Americanos.

Catherine Meeks, PhD, es la directora ejecutiva fundadora del Centro Absalom Jones para la Curación Racial, así como la profesora distinguida jubilada Clara Carter de Estudios Socioculturales y Sociología de Wesleyan College. Publicó siete libros, entre ellos Passionate for Justice, Ida B. Wells – A Prophet for Our Times (septiembre de 2019), del que fue coautora, y Living Into God's Dream: Dismantling Racism in America (2016), que editó y se concentra en la curación y la reconciliación racial. Catherine contribuye regularmente a Hospitality, que la Comunidad Puerta Abierta publica mensualmente. Catherine trabaja en prisiones y visita fielmente a una persona que estuvo bajo pena de muerte. Está trabajado asiduamente para la abolición de la pena de muerte, escribiendo y ayudando a crear espacios en los que la transformación y el renacer puedan ocurrir

Recursos:

This article is part of the July 2020 Vestry Papers issue on Racial Justice and Reconciliation