July 2020
Racial Justice and Reconciliation

En este momento

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Me siento rara escribiendo sobre el racismo en este momento, porque todo el tiempo leo, pienso y escribo sobre el racismo. Mucha gente se pronunció con argumentos sofisticados sobre resistir las dobles pandemias de la COVID-19, el racismo sistémico y la política de violencia. Entonces, ¿qué puedo añadir? En este momento, deseo invitar a la gente a que considere pasar de una actuación pública de indignación a una participación real y sostenida en la lucha contra el racismo sistémico. Y deseo describir mi dedicación personal al movimiento Las Vidas Negras Importan (Black Lives Matter).

Cuando la crisis de la COVID-19 empezó a cerrar cosas a gran escala en Estados Unidos, estaba visitando a mi hija en Hawái en el descanso de primavera. Permanecimos en nuestra habitación de hotel, practicamos el distanciamiento social cuando estábamos en público y vimos a los manifestantes hawaianos manejar por las calles con letreros y diciéndoles a los turistas que se fueran a su casa y que se llevaran el virus con ellos. Como uno de esos turistas de la parte continental de Estados Unidos, les entendí. Tenían razón. Volé de vuelta a mi casa y no salí de ella.

La COVID-19 y el racismo

En el avión de vuelta a casa, tenía un asiento de ventanilla con el asiento del medio libre y una mujer blanca en el del pasillo. Le ofrecí un paño antibacteriano cuando nos sentamos, ella se paró repentinamente en el pasillo y dijo “Ni lo piense”. A medida que transcurrió el vuelo, sentí que su antipatía aumentaba. Todas las veces que aclaré la garganta, saltó al pasillo, susurró algo a su acompañante de viaje y me miró feo. En ese punto yo pensaba, “si no le gustan los asiáticos, ¿por qué diablos fue a Hawái”? Cuando regresé a mi casa vi artículos sobre asiáticos siendo golpeados y culpados por el coronavirus, incluyendo una historia sobre alguien que acuchilló a un padre y a dos niños pequeños y otra sobre alguien que tiró ácido a una mujer asiática que estaba regresando a su hogar.

Los estadounidenses de origen asiático estaban escribiendo sobre la violencia y el racismo antiasiático, incluyendo celebridades anteriormente reservadas, que nos instaban a abandonar el modelo del mito minoritario y a que defendiéramos nuestra condición de personas plenas. Presencié conversaciones públicas sobre la racialización de los asiáticos y latinx como el “extranjero perpetuo”, que resulta en exámenes adicionales de la TSA y comentarios como “hablas muy bien en inglés”. Luché con el hecho de que usar una mascarilla me rotulaba como una “portadora de enfermedad” y de que no usar una mascarilla me clasificaba como una “portadora irresponsable de enfermedad”. Recordé a la comediante Margaret Cho describir el SARS como Severe Asian Racism Syndrome (Síndrome Grave de Racismo Asiático) y me reí, incluso aunque tenía resquemores siempre que iba al supermercado y a la vez vacilaba en hacer que yo u otros asiáticos seamos una concentración central debido a las muertes de Ahmaud Arbery, Breonna Taylor y de innumerables otros. La gente me miraba mal. Los negros estaban muriendo.

El asesinato de George Floyd y la justicia

Y después, el 26 de mayo, desperté con noticias de que un policía había asesinado a George Floyd.

Como nueva residente de Minnesota, no me uní a las protestas, porque no tenía vínculos en la comunidad y porque por ser asmática estaba en mayor riesgo de tener complicaciones de la enfermedad COVID19. Participé en servicios religiosos de oración, investigué cuáles organizaciones comunitarias habían participado en mejorar las relaciones entre la policía y la gente del barrio, y doné a una variedad de organizaciones comunitarias y campañas GoFundMe. Había visto lo que ocurrió en otros lugares como Ferguson, Missouri, después de la muerte de Michael Brown, así como en la reserva Standing Rock con el movimiento No al DAPL (Acceso en Dakota al Oleoducto) y no quería ser uno de esos extraños que venían, no escuchaban y les decían a todos los demás lo que debían hacer.

Tenía la fuerte sensación de que las Ciudades Gemelas se estarían preparando para al menos de dos años de protestas y acción comunitaria que ocurrirían en ondas. ¿Iban a arrestar a agentes de policía? Sí los arrestaron. ¿Se les debía imponer los cargos que merecían? Eso todavía está por verse. ¿Se trasladaría el juicio a un lugar más rural si los abogados de los policías pudieran argumentar que no obtendrían un juicio justo en las Ciudades Gemelas? Eso todavía no se sabe. Y, finalmente, ¿declararían inocentes a los policías? Porque por lo general, el racismo sistémico de la policía funciona así: los policías dicen que temían por sus vidas y que por lo tanto fue necesario aplicar fuerza mortal. Pregúntenles a las familias de demasiadas personas negras y cafés asesinadas por agentes de la ley si el sistema de justicia penal funciona para ellos.

Espero que la justicia prevalezca para George Floyd, pero no me siento optimista. Una persona blanca progresista me criticó en los medios sociales por haber anticipado un veredicto de “no culpable”, con el argumento de que yo era una distracción y que estaba impidiendo que la gente sintiera esperanzas y empoderamiento. (En otras palabras, ahora que ella sabe de esto, SE HARÁ justicia). Otra miembro de una iglesia blanca que decía haber estado trabajando por la justicia racial “por casi dos años” causó que los medios sociales me criticaran agriamente por no estar enojada con los blancos y omitir decirles que sean antirracistas, como ella lo estaba haciendo. (¿Cómo le va con eso hasta ahora?). Otras personas estaban participando en una especie de representación de su identidad de “no racistas” diciendo cosas como “lamento lo que están pasando” (¿me están tomando el pelo? Todavía estoy viva) y sacándose fotos de sí mismas en las manifestaciones de las Vidas Negras Importan (porque es todo sobre los manifestantes blancos) para demostrarme cuánto apoyan ellos “la causa”. Otros me mandaron una lista de materiales de lectura (porque he estado haciendo este trabajo toda mi vida pero necesitaba que algunos blancos que leen tres libros me dieran un libro mágico que haría que el racismo desapareciera).

Aprender de las Vidas Negras Importan y prestarle atención

¿Saben en qué terminé con todo esto? Firmemente en un espacio humilde, escuchando y aprendiendo con el movimiento las Vidas Negras Importan. Soy parte de un grupo en línea de justicia social en el que los líderes dijeron a todos los que no son negros que cierren la boca, se sienten, escuchen y aprendan y dejen que mujeres negras lideren. Yo me siento bien con eso. Y observé cómo blancos progresistas que se identifican como aliados perfectamente conscientes de lo que ocurre (porque pueden hablar sobre la fragilidad blanca) volverse a centrar en esos lugares porque “es realmente importante que los blancos hablen a los blancos”. Para mi esparcimiento, por lo general a ese tipo de personas se las echa del grupo. Pero su mensaje, enmarcado en buenas intenciones y en su toma de conciencia, porta la suposición incorporada de que los blancos no tienen que prestar atención a la gente de color así que, como lo saben, lo que se debe hacer es apartarse de la gente de color y dejar que los bancos nos salven. Porque eso está funcionando tan bien.

Presentes para el largo plazo

Las Vidas Negras Importan/Black Lives Matter. El trabajo que necesitamos realizar en Estados Unidos debe estar centrado en el ahora mismo, porque hasta que las vidas de los negros importen, las vidas de los asiáticos no contarán, las vidas de la gente latina no contará, las vidas de los indígenas no contarán, las vidas de los LGBTQ+ no contarán y sí, incluso las vidas de los blancos no contarán. La gente que sin decir nada y repetidamente permitió el asesinato de negros a manos de vigilantes y agentes de la ley blancos hallará que es natural permitir que niños inmigrantes estén encarcelados y separados de sus padres y no le perturbará que alguien acuchille a un niño pequeño por haber traído el coronavirus a Estados Unidos. Así que sí, quiero escuchar y aprender de los líderes de Las Vidas Negras Importan/Black Lives Matter, porque el movimiento ya me ayudó a obtener claridad sobre los imperativos morales de nuestro tiempo.

Sí, siento profundamente cuando se ataca a los asiáticos, porque sé que puedo ser la próxima. Y también sentí profundamente cuando mataron a George Floyd y cuando un grupo de 30 hombres golpearon a Iyanna Dior, una mujer negra transgénero, durante las protestas en Minneapolis. Como persona de fe, oré por las familias de los policías que recibieron amenazas de muerte, porque tampoco deseo que ellos mueran de maneras violentas. Y siento una frustración increíble cuando gente que dice que le importa interrumpir el racismo sistémico y la supremacía blanca dedica tiempo y energía a avergonzar a otras personas por “no hacer las cosas bien”, en vez de forjar las relaciones y crear las capacidades necesarias para que este trabajo perdure a largo plazo.

En este momento, invito a todos mis hermanos en Cristo a que oren y disciernan profundamente cómo van a trabajar sustentablemente para perturbar el racismo sistémico y la supremacía blanca. Esas pandemias no desaparecerán si el policía que mató a George Floyd es condenado y encarcelado. Me temo que los que desaparecerán serán los muchos que están expresando públicamente su “indignación”.

Heidi J. Kim es una educadora y episcopal residente en Minneapolis, MN. En la actualidad se desempeña como directora del Centro Familiar Melrose Para el Liderazgo de Servicio en la Escuela Breck. Anteriormente fue oficial de reconciliación de la Iglesia Episcopal, un cargo en el que tuvo la oportunidad de escuchar a episcopales y anglicanos de toda la Iglesia y aprender de ellos. La experiencia de Heidi en el ministerio de toda la Iglesia, así como en la educación terciaria y secundaria, se concentró en las historias de supervivientes y perturbadores de la opresión y la marginalización, así como en las luchas de personas bienintencionadas que se pronuncian sobre asuntos volátiles sin poner en riesgo las relaciones con parientes, amigos y la comunidad. Está profundamente comprometida a trabajar con personas de fe con curiosidad, diligencia y pasión por apoyar a comunidades más fuertes y fieles.

Recursos:

This article is part of the July 2020 Vestry Papers issue on Racial Justice and Reconciliation