February 13, 2014

Mentoría para carreras vocacionales y universitarias ofrecidas a estudiantes de escuela segundaria

Los dos últimos años de escuela secundaria son de suma importancia para los/las jóvenes de nuestras comunidades, incluidas las comunidades latinas. El mensaje que constantemente reciben estos/as jóvenes tanto de parte de sus padres en sus hogares, como de sus educadores/as y de sus consejeros/as en sus escuelas secundarias y vocacionales es el mismo que recibe todo estudiante en esos años decisivos y a la vez complicados en la vida de una persona no importa su origen étnico, su cultura o su clase social. 

El mensaje es que no sólo tienen que mantenerse dedicados/as a sus estudios y obtener buenas calificaciones, sino que también deben comenzar a pensar y a planear sus estudios para antes de solicitar ser aceptados en colegios comunitarios o en universidades una vez se gradúen de la escuela secundaria. En caso de que no quieran emprender estudios universitarios, también es necesario recibir apoyo en cuanto a determinar las carreras vocacionales que deseen escoger de acuerdo a sus deseos y a sus dones y talentos en el área escogida. 

No importa lo que estos/as jóvenes estén pensando y deseando sobre su futuro. Entre más personas a su alrededor se ofrezcan a ayudarlos/as mejor y más fácil será para ellos/as tomar decisiones sintiéndose apoyados/as y acompañados/as por personas que les demuestran que emprender una carrera es importantes para el bien de sus comunidades y el de la sociedad en general. 

En muchas iglesias episcopales se han establecido programas de apoyo académico y actividades extra curriculares ofrecidos después de las horas de clase incluyendo un programa de mentores y mentoras para estudiantes que deseen explorar carreras universitarias o carreras vocacionales.   

Para cualquier joven de escuela secundaria la experiencia de tener un mentor o una mentora diferente de los consejeros y consejeras que la escuela le ofrece, le provee una oportunidad de ser escuchado con atención, entusiasmo y admiración y de recibir consejos de una persona que no solamente se compromete a seguir de cerca los sueños, las ilusiones que llenan la vida de estos/as jóvenes, sino también se convierten en sus fieles acompañantes durante el largo y complicado proceso de explorar, escoger, visitar, solicitar, y esperar listos/as a ofrecer lo que necesiten para el día en que llega la ansiada respuesta de si han sido aceptados/as o rechazados/as.

Servir de mentores y mentoras a jóvenes latinos/as en nuestras comunidades es como ya se expresó, de suma importancia. Muchas veces a quienes se les ofrece mentoría son las primeras personas en la familia que asistirán a un colegio comunitario, a una universidad, o a una escuela vocacional. Dicha experiencia les trae a todos en el seno familiar sentimientos que van desde una mezcla de alegría, expectativa y miedo al fracaso, a la ansiedad de no poder cubrir los gastos de una carrera universitaria.

El aconsejar a estos/as jóvenes a que se mantengan enfocados/as en sus estudios para obtener un alto puntaje en sus calificaciones y en sus exámenes de admisión es crucial durante estos años. Agregado a las buenas calificaciones es bueno tener experiencia en trabajos comunitarios, buena expresión en el lenguaje escrito y desarrollo de dones y talentos que demuestren liderazgo en cuanto a lo que les fascina hacer hasta el momento en sus vidas, más poder comunicar y expresarse con convicción y claridad. Todo ello es clave para lograr que se les abran las puertas de recintos universitarios o vocacionales.

Para los mentores y las mentoras la experiencia es invaluable y transformadora. Es disfrutar de la bendición de poder caminar al lado de un/a joven, siempre escuchando y ayudando a reflexionar sobre lo que es posible y realista para ellos/as, es compartir conocimientos, maneras de búsqueda de colegios y universidades que podrían ser lugares propicios para estudiar de acuerdo a sus deseos, es ofrecer con amor y sinceridad lo que cada mentor y mentora juzgue sea lo mejor para cada joven. Para nuestras comunidades de fe, establecer estos programas de mentores y mentoras, es también una manera de estrechar los lazos espirituales con nuestros/as jóvenes que mucho lo necesitan durante esos años llenos de muchas decisiones en sus vidas en familia y en comunidad. Es un verdadero dar y recibir que está al centro del llamado de Cristo a seguirle en su ministerio de servicio al pueblo de Dios.