June 10, 2013

Barberos embajadores de salud

ORGANIZANDO A LA COMUNIDAD LATINA EN EL CUIDADO DE SU SALUD FÍSICA: UN EJEMPLO A SEGUIR

El programa Barberos Embajadores de Salud, nombre escogido por barberos y barberas participantes en entrenamientos de cómo comunicar a sus clientes mensajes de salud, prevención y protección relacionados a enfermedades de contagio sexual, tuvo una gran acogida en una ciudad de Nueva Inglaterra con población latina en su mayoría. 

Primero que todo, la agencia de salud patrocinadora de este programa consiguió y ofreció los fondos monetarios para sobrellevar los gastos de salario y materiales de las personas que participarían en dar y recibir entrenamientos. La persona a cargo de crear los entrenamientos, primero escogió y entrenó a tres (dos hombres y una mujer) trabajadores de alcance comunitario habitantes y conocedores de la ciudad donde se llevó a cabo el programa. Estas personas fueron entrenadas en prácticas pertinentes para este trabajo sacadas de la metodología de Pablo Friere, de la llamada Narrativa Pública y la guía en panfletos de la agencia sobre enfermedades de contagio sexual y cómo mejor protegerse de todo contagio. El trabajo de alcance a las ochenta y cinco barberías abiertas en dicha ciudad y que más tarde se aprobó para cubrir salones de belleza, garajes de mecánica y paradas de taxis, fue clave en el éxito de este programa. Fue, precisamente, por un lado, la confianza en el talento de los trabajadores de alcance que les infundió la encargada del programa, y por el otro, el entusiasmo, el deseo de servir a su comunidad y la atención tierna y constante de estos trabajadores de alcance que semanalmente visitaban las barberías y los salones de belleza lo que logró que se entrenaran a noventa y siete barberos y barberas como “Embajadores de Salud.” 

El ambiente de estos entrenamientos no podía ser más ameno. Tal vez para muchos barberos y barberas era la primera vez que se les invitaba a expresar por qué les gustaba desempeñarse como barberos y barberas. Las respuestas llenaban el ambiente de admiración y afirmaba la labor de los barberos. Se escuchaba que eran artistas de cambios transformadores en cada una de las cabezas que llegaban a sus sillas, que el que llegaba triste dejaba sus penas y con la cabeza en alto volvía al mundo a enfrentar el diario vivir con más ánimo que antes, que ser barberos era lo que habían aprendido de sus padres y abuelos y lo que desde pequeños querían hacer. Aunque había placer al recibir propinas, era más el placer de servir lo que animaba a estas personas. Por eso, el poder hablar de salud y protección agregaba otro aspecto de servicio a su labor de embajadores de salud comunitaria. 

Otro resultado de estos entrenamientos fue para todos y todas las participantes conocerse, escucharse, compartir conocimientos, y con alegría y celebración practicar maneras de entablar conversaciones sobre protección, sobre cómo ofrecer panfletos de información y adónde ir hacerse pruebas y para visitas médicas en su comunidad.

Para la agencia patrocinadora el gran aprendizaje fue confiar profundamente en las personas que trabajaron en todo los aspectos de este programa ya que entrenamientos, materiales, invitaciones, todo, se llevó a cabo en español. El agradecimiento de nuestra parte por su generosidad y esperanza de servir a nuestras comunidades es grande. Como Paulo Freire lo dice con acierto: “Creer en la gente y sus comunidades es indispensable para lograr el cambio” Y el cambio no se dejó esperar. Los dueños de barberías y salones de belleza invitaron a que se ofrecieran clínicas ambulantes en las mismas barberías y salones de belleza con espacio suficiente para llevar a cabo dicho servicio comunitario que estas personas vieron ser de gran importancia en su comunidad. 

La Rev. Ema Rosero-Nordalm, consultora a cargo de crear el programa Embajadores de salud.